martes, 20 de enero de 2009

Tierras de cristal

Don Grall. Vía férrea
-Me imagino, señor Rail, que ya habrán estudiado cuál será el recorrido de la vía férrea... -dijo Bonetti.
-¿Cómo dice?
-Quiero decir... que debería concretarnos de dónde quieren que salga el ferrocarril y cuál será la ciudad adonde quieren hacerlo llegar.
-Ah, bueno... el tren saldrá de Quinnipak, eso ya está decidido... o, mejor dicho, de aquí, saldrá más o menos de aquí... yo pensaba a pie de colina, hay un gran prado, me parece que sería lo ideal...
-¿Y cuál será el destino? -preguntó Bonetti con una pizca de escepticismo en la voz.
-¿Destino?
-La ciudad a la que hacer llegar el tren.
-Bueno, no hay ninguna ciudad en particular a la que hacer llegar el tren... no.
-Pedóneme, pero habrá alguna ciudad...
-¿Usted cree?
Bonetti miró a Bonelli. Bonelli miró a Bonetti.
-Señor Rail, los trenes sirven para llevar mercancías y personas de una ciudad a otra, ése es su sentido. Si un tren no tiene una ciudad a la que llegar es un tren que no tiene sentido.
El señor Rail suspiró. Dejó pasar un instante y luego habló, con una voz llena de comprensiva paciencia.
-Querido ingeniero Bonetti, el único verdadero sentido de un tren es el de correr sobre la superficie de la tierra a una velocidad que ninguna persona o cosa sea capaz de alcanzar. El único verdadero sentido de un tren es que el hombre se suba y vea el mundo como nunca antes lo ha visto, y vea tanto, de una sola vez, como nunca ha visto en mil viajes en carruaje. Si, además, esa máquina consigue mientras tanto llevar algo de carbón o alguna vaca de un pueblo a otro, mejor que mejor, pero eso no es lo importante. Por eso, por lo que a mí respecta, no es necesario que mi tren tenga una ciudad a la que llegar, porque, en realidad, no necesita llegar a ninguna ciudad siendo su misión la de correr a cien por hora cruzando el mundo, y no la de llegar a algún sitio.

Traducción de Carlos Gumpert y Xavier Gonzáles Rovira

Tierras de cristal
Alessandro Baricco

1 comentario:

Ar Lor dijo...

Una buena definición de "el arte por el arte".