domingo, 8 de marzo de 2009

2001, una odisea espacial.


No importa cuántas veces dejara uno la tierra -se dijo el doctor Heywood Floyd-, la excitación no se paliaba realmente nunca. Había estado una vez en Marte, tres en la luna, y más de las que podía recordar en las varias estaciones espaciales. Sin embargo, al aproximarse el momento del despegue, tenía conciencia de una creciente tensión, una sensación de sorpresa y temor -sí, y de nerviosismo- que le situaba al mismo nivel que cualquier bobalicón terrestre a punto de recibir su primer bautismo del espacio.
Una odisea espacial
Arthur C. Clarke

2 comentarios:

Gavilán dijo...

Lo siento, amigos, aún no he superado mi infancia...

Ar Lor dijo...

Habrá que viajar al espacio, si no lo hacemos vivos, dejaremos dicho que lo hagan nuestros restos.