martes, 28 de julio de 2009

El noviplaneta

Early Space Station Concept. Fuente:grin.hq.nasa.gov
De los Andes al cielo
"La fabricación de un novimundo"
Porque el noviplaneta había de ser, no precisamente de vidrio de vasos, pero sí de una substancia cristalina por la transparencia, semejante por su elasticidad a caucho o celuloide y por su ligereza al corcho. La composición química de ella era uno de los muchos secretos de María Pepa, del cual sólo en líneas generales pudo averiguar Mademoiselle Thellis que su elasticidad se obtenía mezclando con los componentes del vidrio usual, asfalto y betunes, decolorados, a todo lo cual le era dada ligereza inyectando un gaseoso ingrediente del que sólo se sabe que era extraído de las cercanas solfatares de Maipo.
La colosal vidriería obtenía corriente para encender sus cincuenta hornos, de quinientas toneladas de cabida, y fuerza para todas las necesidades, de una altísima catarata del Río Cachapual al despeñarse de la altura de los Andes.
A unos kilómetros de ella funcionaba la explotación minera de Maipo, establecida para extraer el preciado taliuro, de aquél al parecer extinto cráter que comenzaba a dar indicios de no estar tan extinto como se aseguraba.
Todo allí dependía directamente de María Pepa, que no quería diera el olor de estos trabajos a la gente científica, y por ello tomó por auxiliar a un antiguo y práctico contramaestre de minas brasileño, llamado Fouciño
Ya se sabe que el autoplanetolde debía ser esférico, y en cuanto sea también sabido que iba a tener 600 metros de diámetro, cualquiera puede averiguar inmediatamente que su contorno, o ecuador, o meridiano, según quiera llamársele, alcanzaría 1.894 metros y 54 centímetros; su superficie 1.130.972,82 metros cuadrados, y su volumen, 128.806.625 metros cúbicos.
Si una vez construido se le llenara de agua, pesaría igual número de toneladas, que si muy poco para un mundo, es ya para una bola cosa respetable y hasta embarazosa para quien hubiera de inflaría.
Se ha dicho inflar, porque ese es el vocablo adecuado; pues mirando a la solidez del planetoide, no quería en él costuras, ni remaches su inventora, cuya atrevida mente concibió la idea de hacerlo de una pieza: de una pieza como las cebollas, constituidas por sucesivas concéntricas capas, que en este caso llamaremos cristalinas películas; pero no meramente yuxtapuestas, sino autógenamente soldadas a las contiguas.
De los Andes al cielo
«Viajes planetarios en el siglo XXII»
"La fabricación de un novimundo"
(Selección de textos Domingo Santos y Luis Vigil)
El coronel Ignotus (José de Elola)

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