domingo, 31 de enero de 2010

Poesías


¿Ermitaño tú? ¡El mulato,
oh pasajero, habita
en esta soledad la pobre ermita
Si no eres me(n)tecato,
pon en reca(u)do el culo y arrodea
primero que güela u que te vea;
que cabalgando reses del ganado,
entre pastores hizo el noviciado.
Y haciendo la puñeta,
estuvo amancebado con su mano,
seis años retirado en una isleta,
y después fue hortelano,
donde llevó su honra a dos mastines.
Graduó sus cojones de bacines.
Mas si acaso no quieres
arrodar, y por la ermita fueres
llevado de tu antojo,
alerta y abre el ojo.
Mas no le abras, antes has de tapialle:
que abrirle, para él será brindalle.

A un ermitaño mulato
Francisco de Quevedo

1 comentario:

Ar Lor dijo...

Habrá que procurar no darle la espalda al mulato, no nos vaya a llevar la honra, caso de que la conservemos todavía.
Genial, Gavilán.