jueves, 28 de enero de 2010

Un día perfecto para el pez plátano

J.D.Salinger
Echó una ojeada a la chica que dormía en una de las camas gemelas. Después fue hasta una de las maletas, la abrió y extrajo una automática de debajo de un montón de calzoncillos y camisetas, una Ortgies calibre 7,65. Sacó el cargador, lo examinó y volvió a colocarlo. Quitó el seguro. Después se sentó en la cama desocupada, miró a la chica, apuntó con la pistola y se disparó un tiro en la sien derecha.

Nueve cuentos
J. D. Salinger

2 comentarios:

Gavilán dijo...

Ar Lor, como ya sabes este hombre es mi debilidad. Toda su obra, sus novelas cortas y sus cuentos, me asombran por la pureza de la narración (pureza en el sentido químico, no hay un sólo ingrediente que escape al material básico con que se pretende narrar) Y este duro párrafo, la secuencia de gestos, fríos y sin aspavientos, siempre me ha cautivado. Cada vez que entro a una librería, me digo: ¿Donde estás, Salinger?

Ar Lor dijo...

Creo que en Cornish (New Hampshire).
Y coincido plenamente en lo que dices, el arte de narrar, no tiene secretos para él. Yo leí dos veces seguidas "El guardián...", porque no me pude creer que una cosa tan sencilla de leer, fuese tan buena.
Sus textos penetran en uno, como un clavo en la madera.