lunes, 15 de febrero de 2010

Conservación de los recuerdos

Julio Cortázar ojeando libros en una calle de París en 1969. Foto de Pierre Boulat.

Las famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o "Frank Sinatra".
Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de las famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y las famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

Historias de cronopios y famas
Julio Cortázar

2 comentarios:

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Qué inmenso Cortázar, no me cansaré nunca de leer sus genialidades, su talento me vuelve loca.
La fotografía impagable.

Un gran abrazo, he disfrutado mucho.

Gavilán dijo...

Higinio, Higinio... cómo me revuelves las mariposas que llevo dentro. Cuando vayas a hablar de los "míos", anúnciamelo antes.