miércoles, 10 de febrero de 2010

Lejos

 

"Cuánto Bilbao en la memoria. Días
colegiales. Atardeceres grises,
lluviosos. Reprimidas alegrías,
furtivo cine, cacahuy, anises.

Alta terraza, procesión de jueves
santo, de viernes santo, santo, santo.
Por Pagasarri las últimas nieves
y por Archanda helechos hechos llanto.

Vieja Bilbao ,antigua Plaza Nueva,
Barrencalle Barrena, soportales
junto al Nervión: mi villa despiadada

y beata. (La Virgen de la Cueva
que llueva, llueva, llueva). Barrizales
del alma niña y tierna y destrozada.

Blas de Otero

9 comentarios:

Ulises dijo...

Un recuerdo de Blas de Otero ahora que nos anuncian para marzo (seis meses dijeron cuando lo cerraron en 2007) la reapertura de querido Café Boulevard de Bilbao, a la espera de que siga siendo el alma del Bilbao liberal (y no de ese beato y jesuita Bilbao que nos describe Otero)con sus tertulias literarias y su Gotan de viernes noche.
Y,como bien dijo Unamuno, allí nos veremos:
"y allí, en el Boulevard, gentes que se encuentran porque se citan, y otros que no se citan porque se encuentran“.

Ar Lor dijo...

Tengo muchos recuerdos del Boulevard: Recuerdo a Marcelo (espero que no lea esto), cuando nos presentó una voluminosa novela que había escrito con mucha ilusión y poco arte. El miedo, que creo, que tuvimos todos de que nos pidiese una opinión.
Recuerdo también, que había más alicientes, se tenía cerca a musas de carne y hueso que sustituían muchas veces a las otras, al fin y al cabo eramos escritores aficionados y no profesionales, éstos ya no se despistan con las segundas.

Gavilán dijo...

¿Y no sentíais que el Café Bulevard era un oasis en medio de la ciudad?

Ar Lor dijo...

Si. Y un lugar especial, en donde las "cosas" de las que tratábamos, parecían cobrar mayor relieve y sentido.

Gavilán dijo...

Por cierto, ¿seguirá Marcelo escribiendo poesía de aquél modo?

Higinio dijo...

El método de Marcelo para escribir era como sigue:
Treinta y cuatro mesas juntas (por decir un número, pero también se podría decir innumerables mesas juntas) y en cada una de ellas un cuaderno de numerosas hojas (o infinitas hojas)y, saltando de una mesa a otra,los treinta y cuatro cuentos o poemas o novelas se terminaran antes de que cante el gallo.
Si se lo hubieran propuesto él solo abastecería la literatura mundial.
Es en verdad uno de nuestros "personajes" más queridos y recordados, de los tiempos del café Iruña.
Saludos.

Ar Lor dijo...

Tienes razón Higinio, Marcelo no era del Boulevard (aunque tengo mis dudas, pues yo le "veo" en el Boulevard), y por supuesto tomo nota de la maravillosa descripción que has hecho de lo que es la "escritura automática a saltos" y me apropio del asunto por ser el mayor.

Gavilán dijo...

O mucho me equivoco, o el lugar donde nos conocimos y expuso su método fue en el Café La Granja.

Ar Lor dijo...

No quisiera parecer un veleta de la memoria (desde luego no soy "Funes el memorioso"), ni hacer de este asunto, un casus belli,pero ahora que Gavilán menciona que fue en La Granja, casi apostaría que fue allí y cerca de los ventanales (imagino, (perdón Marcelo ), por si había que salir huyendo).