sábado, 13 de febrero de 2010

Tristes Trópicos

Claude Lévi-Strauss, caminando por París, 2005. Foto de Daniel Mordzinski.
Quisiera haber vivido en el tiempo de los verdaderos viajes, cuando un espectáculo aún no malgastado, contaminado y maldito se ofrecía en todo su esplendor; ¡no haber franqueado yo mismo este recinto, pero como Bernier, Tavernier, Manucci..! Una vez entablado el juego de las conjeturas ya no tiene fin. ¿Cuándo habría que haber visto la India? ¿En qué época el estudio de los salvajes brasileños podía proporcionar la satisfacción más pura, hacerlos conocer bajo su forma menos alterada? ¿Hubiera valido más llegar a Rio en el siglo XVIII con Bougainville, o en el XVI con Léry y Thevet? Cada lustro hacia atrás me permite preservar un hábito, ganar una fiesta, participar de una creencia suplementaria. Pero conozco demasiado los textos para no saber que al retroceder un siglo renuncio al mismo tiempo a informaciones y a curiosidades que enriquecerían mi reflexión. Y he aquí, ante mí, el círculo infranqueable: cuanto menores eran las posibilidades de las culturas humanas para comunicarse entre sí y, por lo tanto, corromperse por mutuo contacto, menos capaces eran sus respectivos emisarios de percibir la riqueza y la significación de esa diversidad.
En fin de cuentas soy prisionero de una alternativa: o antiguo viajero, enfrentado a un prodigioso espectáculo del que nada o casi nada aprehendería, o que, peor aún, me inspiraría quizá burla o repugnancia; o viajero moderno que corre tras los vestigios de una realidad desaparecida.

Tristes Trópicos
Claude Lévi-Strauss

4 comentarios:

Ar Lor dijo...

¡Chapeau! Higinio

Lonicera dijo...

Encontré este blog a través de Sureando - otra antología encantadora que será un verdadero placer seguir de cerca. Gracias.
Caroline (Bristol, RU)

Ar Lor dijo...

Dear Caroline
Muchísimas gracias por tus palabras y creo que Sureando, es un lugar mágico en este mundo para quienes nos atrae la Patagonia, el espacio de nuestro pasado y el sentido de la existencia. Maravillosas tus fotografías de la Patagonia y las descripciones que haces: "Pero aparte de esto, sí, era tal como me la había imaginado: enormes bóvedas celestes durante el día y alfombras de estrellas que llegaban al infinito por las noches". La traducción del libro de Mollie Robertson "The Sand, the Wind and the Sierras (Days in Patagonia),con notas al pie de página, un prólogo y un epilogo y en una edición de calidad,es un trabajo titánico, por el que, Caroline, mereces todas las alabanzas.
Enhorabuena, Caroline, por tu Snail's Pace.

Lonicera dijo...

Con mucha sorpresa te agradezco mucho Ar Lor - los que se aproximan a mi blog, muy raramente se fijan más que en la última entrada. La Patagonia está muy cerca de mi corazón, y mi proyecto Mollie más todavía.
Gracias otra vez.
Caroline