miércoles, 17 de marzo de 2010

«Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura»

Pietro Saja: Vestal reclinada. Fuente de la imagen: CARLTON HOBBS
Quirón
La virgen de las vírgenes es inviolable y pura.
Nadie su casto cuerpo tendrá en la alcoba obscura,
Ni beberá en sus labios el grito de victoria,
Ni arrancará á su frente las rosas de su gloria.

Prosas profanas y otros poemas
Rubén Darío

2 comentarios:

elena clásica dijo...

Querido Ar Lor:

Nos deleitas con el Coloquio de Centauros de Rubén Dario y le toca hablar a Quirón. Este coloquio-poema es un prodigio de belleza ornamental, sensorial, sensual, como es siempre Rubén Darío, pero también, supone este poema una indagación sobre temas ocultistas, a partir de símbolos mitológicos, bien sabida es la obsesión y la angustia de nuestro autor ante la muerte y su gusto por el esoterismo.

Estos versos que escoges, expresan precisamente la delicadeza y la castidad, casi como una incitación sensual en su propia provocación; y son de una belleza brutal: nadie poseerá el casto cuerpo de la virgen en alcoba oscura. El juego colorista, la lánguida musicalidad conseguida con la aliteración del fonema /r/, el paralelismo, la anáfora ilustran bien el tono musical, contemplativo del parnasianismo querido por Darío, pero esta belleza formal se aúna a su vez al simbolismo hermético y prodigioso, al gusto por el esoterismo del poeta: "la virgen de las vírgenes" en boca de Quirón.

¿Quiénes son los centauros? ¿Qué pretende decirnos Darío? ¿Hablarnos de la dualidad eterna del hombre y de la vida? ¿Pretende asumir la muerte desvinculándola en su tono prerrafaelita del halo trágico? ¿Quiere dar salida a su angustia existencialista?

Bien... En todo caso, todos estos elementos los encuentro presentes en el precioso fragmento del coloquio que nos ofreces, ilustrado con la Vestal reclinada de Saja, imposible hacer una mejor elección.

Si me permites, aporto otros versos del Coloquio, que pueden aportar algo más de luz a tu críptica entrada:

"Himnos! Las cosas tienen un ser vital; las cosas
Tienen raros aspectos, miradas misteriosas;
Toda forma es un gesto, una cifra, un enigma;
En cada átomo existe un incógnito estigma;
Cada hoja de cada árbol canta un propio cantar
Y hay una alma en cada una de las gotas del mar;
El vate, el sacerdote, suele oir el acento ".

El vate, el poeta, entiende la voz del universo, la traduce en palabras y se sume en el dolor de la comprensión, eso sí, arropado por la belleza del Modernismo en este caso.

Una entrada maravillosa.

Besazos, querido amigo.

Ar Lor dijo...

Querida Elena>
Lo maravilloso es el comentario que haces, la pasión y la erudición que muestras sin ningun esfuerzo y que regalas al que lo lee. El Coloquio de los centauros, de joven, me lo sabía de memoria. Lo utilizaba, junto con otros poemás de Darío, como piedra de toque (o como las piedras que Demóstenes se metía en la boca, con el fin de mejorar su oratoria),para afinar la musicalidad el ritmo y la belleza del lenguaje y poder escribir mejor. Darío está hoy algo arrumbado, pero como Góngora, al que ha leído algo de los clásicos, le hacen traspasar la "barrera del sonido" poético. La entrada iba a ser más corta y con otros versos, de parecido tenor:
"Ni es la torcaz benigna, ni es el cuervo protervo;
Son formas del Enigma la paloma y el cuervo".
que como bien dices,todos rezuman "simbolismo hermético". Yo los recordaba de otra forma:
"Ni es el cuervo protervo, ni es la torcaz benigna;
ambos, la paloma y el cuervo, son formas del Enigma".
Probablemente mi memoria resaltaba más el aspecto "enigmático" y simbólico y alteró los versos.
La estrofa que citas: "Himnos! Las cosas tienen un ser vital;...", es una de las más hermosas del poema y de las que más me gustan y efectivamente: "El vate, el poeta, entiende la voz del universo",
y probablemente es de los pocos que entienden la voz del universo. Y yo creo Elena, que tu estás preparada para entender la voz del universo y traducirla a palabras que los mortales podamos entender.
Un abrazo, querida Elena