jueves, 29 de abril de 2010

Confieso que he vivido

Pablo Neruda. Confieso que he vivido. Plaza Janés.

El avión del piloto Powers, enviado en misión de espionaje sobre el territorio soviético, cayó desde increíble altura. Dos fantásticos proyectiles lo habían alcanzado, lo habían derribado desde sus nubes. Los periodistas corrieron al perdido sitio montañoso desde donde partieron los disparos.
Los artilleros eran dos muchachos solitarios. En aquel mundo inmenso de abetos, nieves y ríos, comían manzanas, jugaban al ajedrez, tocaban acordeón, leían libros y vigilaban. Ellos habían apuntado hacia arriba en defensa del ancho cielo de la patria rusa.
Los acosaron a interrogaciones.
-Qué comen? Quiénes son sus padres? Les gusta el baile? Qué libros leen?
Contestando esta última pregunta, uno de los jóvenes artilleros respondió que leían versos y que entre sus poetas favoritos estaban el clásico ruso Pushkin y el chileno Neruda.
Me sentí infinitamente contento cuando lo supe. Aquel proyectil que subió tan alto, e hizo caer el orgullo tan abajo, llevaba en alguna forma un átomo de mi ardiente poesía.

Confieso que he vivido
Pablo Neruda

3 comentarios:

Higinio dijo...

¡Ah, qué tiempos aquellos los de la Guerra Fría!

Ar Lor dijo...

Por las palabras de Neruda, algunos la "vivían" "muy caliente".
También es cierto que "el Telón de Acero", propició algunas de las mejores películas de todos los tiempos y que tanto él, como la "Guerra Fría, pertenecen, por derecho propio a la iconografía esencial del siglo pasado.

Gavilán dijo...

Hemos vuelto a las cruzadas, amigos.