miércoles, 14 de abril de 2010

El viaje de Baldassare

Erik Desmazières. Livres Anciens. Libros Antiguos, 2001

Empezó nuestro hombre por preguntarnos con toda cortesía sobre las fatigas del viaje, y se declaró honrado por nuestra visita, sin interrogarnos por nuestro motivo. Es un hombre de avanzada edad, cerca de sesenta años sin duda, delgado, con rostro demacrado al que rodeaba una barba blanca. Vestía con menos boato que sus hombres, tan sólo una larga camisa blanca bordada que flotaba por encima de un pantalón del mismo paño. Hablaba italiano y nos explicó que durante sus innumerables años de exilio pasó algún tiempo en Florencia, en la corte del gran duque Fernando, de donde tuvo que marcharse porque querían obligarle a hacerse católico. Alabó ampliamente la fineza de los Médici, así como su generosidad, y deploró su actual debilidad. Fue con ellos con quien aprendió a amar las cosas bellas y allí decidió consagrar su fortuna a la adquisición de viejos libros y no a las intrigas palaciegas.
-Pero mucha gente, tanto en Valaquia como en Viena, creen que sigo conspirando e imaginan que mis libros son sólo una tapadera. Cuando la verdad es que esos seres de cuero ocupan mi pensamiento de día y de noche. Descubrir la existencia de un libro, acosarlo de un país a otro, cercarlo por fin, adquirirlo, poseerlo, aislarme con él para hacerle confesar sus secretos, hallarle luego en mi casa un lugar digno de él, éstas son mis únicas batallas, mis únicas conquistas, y nada me resulta más agradable que platicar en este gabinete con unos conocedores.

El viaje de Baldassare
Amin Maalouf

4 comentarios:

Higinio dijo...

Perseguir libros, ¡Qué bella profesión!
Muchos de los libros que perseguimos los sabemos inencontrables, pero no cejamos en nuestro empeño. La meta es el camino.
Mi amigo Gavilán persigue desde hace años el libro "Horizontes Perdidos" de James Hilton, pero lo desea en la colección Reno, editado por Ediciones G.P. en 1973, difundido por Plaza-Janes.Y por supuesto que no le falte la cubierta de Sanroma, obsesionado con ese tibetano que mira hacia atrás. Ojalá pronto lo consiga y de esa manera el mío pueda descansar sin sobresaltos en la estantería.

Somos lo que leemos.

Gavilán dijo...

Tranquilo, Higinio,aún respeto a los amigos... al igual que sus bibliotecas. Pero el tiempo dirá...

Ar Lor dijo...

Gavilán dijo: "Siempre me he preguntado a qué o a quién mira el porteador que vuelve la cabeza".
Mi opinión es: que a sus dedos.
Cada vez que atrapan el libro.
Véase aquí, la dirección de la mirada del tibetano.
"LQQD"

Ulises dijo...

El porteador que vuelve la cabeza te mira a tí, Gavilán, extrañado por quedarte tan rezagado del grupo.
Ya estoy en casa queridos amigos después de sentirme estos tres días atras como Phileas Fogg. Ya os iré contando mi estancia en Praga y mi aventura de no poder abandodar su "Castillo".
Saludos