sábado, 29 de mayo de 2010

Oh mira, todos los nueves se transforman en el millar siguiente

Fuente imagen: Wikipedia
Lolita
Segunda parte
18
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—¿Te ha preguntado adonde íbamos?
—Oh, ya lo sabe.
Se burlaba.
—De todos modos, ahora le he visto la cara –dije, para cambiar de tema–. No es guapo. Se parece muchísimo a un pariente mío llamado Trapp.
—Quizás sea Trapp. En tu lugar... Oh mira, todos los nueves se transforman en el millar siguiente. Cuando era pequeña –siguió inesperadamente– creía que los números se detendrían y volverían a ser nueves si mi madre ponía la marcha atrás, pero nunca quiso probarlo.
Lolita
(Traducción de Francesc Roca)

Vladimir Nabokob

6 comentarios:

Gavilán dijo...

Cómo le restriega por la jeta su poder, qué manera de transportarle por los meandros de su voluntad, sin que la experiencia de toda una vida valga para marcar las pautas. ¡La condenada...!

elena clásica dijo...

Lolita se cree dueña de la situación, pero en realidad es, desde mi punto de vista, una víctima respondona. Sinceramente me horroriza bastante el tema tratado, sin embargo la obra parece que ofrece la idea final del amor sobre el deseo particular de Humbert Humbert, pues cuando la ve convertida en una ama de casa joven pero no "nínfula" la continúa amando, parece que haya redimido así su obsesinante recuerdo por la "novieta" que perdió de niño. El asesinato de Quilty supone la catarsis, a modo de tragedia griega, desde mi punto de vista.

Besazos, querido Ar Lor.

Mª Angélica de Diego Dawson dijo...

Vaya con el genio Nabokov. Solo uno que examinó los bichitos tan de cerca y supo dar color a esas alas de mariposa con tanta fantasìa pudo escribir tal excentricidad de joya. Yo no tuve tripa para ver la película. No me gusta ese tipo de obscenas escenas que sirven de recreo a un enfermo. Y aunque ya conociera esta novela de oídas, he leído aquí por primera vez algo de ella.
En esa corta imagen que ví de la peli, brillaba el sol, brillaba el cesped, la piel de ella, el agua, las flores, la loca mirada de él sobre ella .. todo brillaba. Parece que con ello nos quiera decir el genio creador de Lolita que bajo los efectos hipnóticos de tales circunstancias uno puede caer terriblemente enamorado, y que eso es el amor en su estado más primitivo, en su esencia. Tan brillante que ciega que resplandece por su ausencia.

Ar Lor dijo...

Este pasaje, Gavilán, librado eso si, del dramatismo, siempre me ha servido como consuelo. Los que estamos acostumbrados a dar grandes speeches, a la menor oportunidad que se nos presente, vemos, que salvo nuestro perro, el resto de los mortales se comportan como Lolita.
¿Dónde se puede dar un speeche salvaje en el que el oyente esté a tu merced? ¡Bingo! En un viaje largo en coche. Pues bueno. No veas la cantidad de vacas que tu "oyente", (tu particular Lolita) ve a lo largo del trayecto. En cada punto crucial de tu discurso, aparece una vaca con su ternerito, al borde de la carretera.
Yo también lo creo Elena, que Lolita es una "víctima" y que probablemente Humbert Humbert, también lo es. El tema "horroriza", pero como el tratamiento literario es tan sublime, Lolita, se convierte al final de la lectura, en una obra moral. Puede parecer un contrasentido, pero no lo es.
Mª Angélica, es verdad, "Vaya con el genio Nabokov" y con su poder "creador". Su fuerza es tal que ha pasado al lenguaje de todos la palabra "lolita".
Un beso Elena, un beso Mª Angélica y ...un beso Gavilán

Mª Angélica de Diego Dawson dijo...

Ya supongo que esta es una sociedad pletórica de excusas que esta hecha de retales de Lolitas, lobos con piel de cordero. Vivimos en una realidad no tan auténtica.

Gavilán dijo...

Todos somos (a mi entender) víctimas de alguien o de algo, puesto que toda relación es ( a mi entender) una relación de poder. Si no recuerdo mal su lectura, la más ilusa y desgraciada en la historia que nos narra Nabokov, es la madre. Él, Humbert, además de muchas otras cosas, es un pedófilo convencional en estado permanente de enajenación; ella, Lolita, entre otras muchas cosas, es una dulce niña que acaba de descubrir "su poder" y sus dotes para marcar los tiempos en su platónica relación con un adulto atrapado en la tela de araña de su joven belleza y sus precoces muestras de vieja casquivana. Ah, Ar Lor, te envío otro beso, y espero que la "barra" de aquí no se congestione con nuestra declaración de amor.