viernes, 4 de junio de 2010

Las armas de la mujer

Imagen: Wikipedia
LAS ARMAS DE LA MUJER
Al toro agudos cuernos
le dió naturaleza,
los cascos al caballo,
los dientes á la fiera,
veloz curso á la liebre,
al pez las nadaderas,
el vuelo al pajarillo
y al hombre la firmeza.
¿Qué, pues, á las mujeres
quedaba de la herencia?...
En vez de escudo y lanza,
dotólas de belleza:
el hierro y fuego ceden
á la mujer, si es bella.
Odas
(Trad. Manuel Corchado)
Anacreonte en la prensa del siglo XIX
Ramiro González delgado

Anacreonte

5 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Ar Lor,

Tengo que opinar sobre la traducción que nos presentas, obra de MANUEL CORCHADO EN LA REVISTA DE ANDALUCÍA (1876). Al respecto, como bien sabes y se dice en el artículo que citas, tengo que insistir en que la traducción no es buena, porque, entre otras cosas, no está hecha del original griego, y además el traductor ha cambiado los elementos de la obra original.

Dejo aquí el texto griego original, por si alguien se atreve con él.


Φύσις κέρατα ταύροις,
ὁπλὰς δ᾽ ἔδωκεν ἵπποις,
ποδωκίην λαγωοῖς,
λέουσι χάσμ᾽ ὀδόντων,
τοῖς ἰχθύσιν τὸ νηκτόν,
τοῖς ὀρνέοις πέτασθαι,
τοῖς ἀνδράσιν φρόνημα·
γυναιξὶν οὐκέτ᾽ εἶχεν.
τί οὖν; δίδωσι κάλλος
ἀντ᾽ ἀσπίδων ἁπασῶν,
ἀντ᾽ ἐγχέων ἁπάντων·
νικᾶι δὲ καὶ σίδηρον
καὶ πῦρ καλή τις οὖσα.

Ἀνακρεόντεια μέλη

Textus:
Carmina Anacreontea
ed. M. L. West, Leipzig: Teubner 1984
(Alexandro Smario gratias ago. UH)

Te envío un cordial saludo,

Antonio

Ar Lor dijo...

Querido amigo Antonio, gracias por añadir este broche de oro a modo de comentario. Yo desde luego no me "atrevo" con el griego.
Añado para quién esté interesado un enlace al siguiente texto: "SOBRE ALGUNAS TRADUCCIONES DEL GRIEGO
EN EL SIGLO XVIII EN ESPAÑA"
.
En él pueden verse cuatro versiones de esta misma oda.
Un saludo, querido amigo Antonio

Mª Angélica de Diego Dawson dijo...

¿Alguno bajó hoy del planeta Venus?

elena clásica dijo...

El canto a los placeres masculinos y femeninos es delicioso en Anacreonte. Su libertad que a veces se representa en el deseo hacia la "potra tracia"...
El poema que nos ofreces es delicado, elegante, un homenaje a la mujer para siempre, y una belleza.

Para mí siempre resonará otro de sus cébres poemas sobre la inevitabilidad de Cupido:

Ya quiero amar, ya quiero.
Cupido amar me manda,
y yo, ¡Pobre insensato!
desoigo sus palabras.
Se irrita y toma el arco
con la dorada aljaba,
y me provoca, al punto
a singular batalla.
La acepto. Hecho un Aquiles
me ciño la coraza,
y audaz le desafió
con el escudo y la lanza.
dispara, y hurto el cuerpo;
agótase su aljaba;
y entonces, como un dardo,
el mismo se dispara.
El pecho me atraviesa,
el corazón me clava,
y las fuerzas me roba
y la vida me arranca.
vano es ya resistirse,
inútiles las armas.
¿A qué tirar afuera
si es dentro la batalla?


Besazos, querido Ar Lor.

Ar Lor dijo...

Anacreonte es único. Y como destacas "ese deseo hacia la potra tracia", ese "quiero y no me quieren" ese "quiero y no me dejan" en traducción de Wenceslao Maldonado:
"Yegua tracia, ¿por qué huyes de mí sin piedad
mirándome de costado? ¿Crees que ya no sirvo para nada?
Sabe que podría colocarte el bocado con facilidad
y, sosteniendo las riendas, hacerte girar en el mojón de la carrera.
Ahora, en cambio, pastas en el prado saltando, retozando,
porque no tienes jinete experto que te monte"
.
En fin, en la vejez, sólo los cachorros humanos o animales, te chuparan la cara.
Un beso Elena