lunes, 7 de junio de 2010

No esperé así la vida

Del oráculo falso

    Había oído hablar de las sorprendentes irisaciones de la aurora         
    sobre el mar Jónico cuando se la contempla desde la cima del Etna.        
Marguerite Yourcenar                 

    No esperé así la vida:        
    el asombro, la ráfaga instantánea de la dicha,        
    la humillación,        
    el tedio.        

    Pero es que aún la lava del Vesubio        
    nos podría abrasar, o tal vez los milagros        
    de la cima del Etna o la belleza        
    del mar semidivino.        

    No esperé así la vida:        
    paraísos perdiéndose        
    o batallas perdidas de antemano.
Poemas para la siesta de Epicuro
Aurora Luque

8 comentarios:

Carmen López dijo...

"No esperé así la vida:
paraísos perdiéndose
o batallas perdidas de antemano".

Verdaderamente precioso y tristemente real.

Ar Lor dijo...

Es "tristemente real", es el precio por ser "sapiens". Pero no todo está perdido. Y aunque "las batallas las demos por perdidas de antemano", siempre habrá algo que nos "abrase de pasión", la belleza o los milagros del arte.
Y "la ráfaga instantánea de la dicha", aparecerá como el arco iris, después de una tormenta.
Y si esto se puede compartir con un alma gemela, casi carece de importancia que el universo cruja sobre nuestras cabezas.
Un saludo, El patio

Mariàngela Vilallonga dijo...

Siempre se puede ir a la búsqueda de un paraíso perdido y siempre, seguro, habrá otras guerras y batallas por ganar. Lo creo. Saludos.

Gavilán dijo...

Huele una rosa cuando su capullo estalla, Ar Lor. Y lo demás... Un abrazo.

Ar Lor dijo...

Mariàngela, con suprema concisión lo has expresado:"y siempre, seguro, habrá otras guerras y batallas por ganar".
Un saludo

Ar Lor dijo...

Gavilán, Epicuro es la apoteósis de la amistad. ¿No es verdad que hemos compartido transportes intelectuales, que no amorosos, que valen por un mundo? ¿Y que ese capullo de rosa que estalla, es el mismo para ambos?
Un beso de amigo

elena clásica dijo...

¡Aurora Luque! ¡Tocada, hundida, traspasada! Poco puedo decir ante la belleza pura, me estremezco y vuelvo a leer, y a veces me dejo arder:

"Pero es que aún la lava del Vesubio
nos podría abrasar, o tal vez los milagros
de la cima del Etna o la belleza del mar semidivino".

"La rága instantánea de la dicha", cuando roza, roza.

Me encanta esta poetisa. Fantástica.

Besazos, querido Ar Lor.

Ar Lor dijo...

Es tal y como dices, hay que "dejarse arder".
Un beso, querida Elena