lunes, 9 de agosto de 2010

Salustiano

Salustiano. ¿Me quieres?

Se ha dicho en numerosas ocasiones que la pintura de Salustiano provoca en el espectador sentimientos de belleza, de sosiego. Que emociona, es decir, que provoca sentimientos, es sin ninguna duda cierto. Pues es verdad que es imposible permanecer indiferente ante la fascinante obra del artista sevillano, que no se deja contemplar, así, de pasada, sino que atrae y atrapa, seduce y efectivamente emociona. Del mismo modo es evidente que nadie puede negar la belleza de estos lienzos, su extraña y mágica belleza. Sin embargo, aunque también sea cierto que sus pinturas reflejan atmósferas calmas, impregnadas de un halo místico, también lo es que ellas finalmente, aun evocando la paz, provocan en nosotros desasosiego. Y lo provocan no sólo por el uso de ese intenso rojo, un color que siendo metáfora y desarrollo natural del color, de la coloración, y por ello evocador de la vida, e incluso en algunas culturas, como la rusa, símbolo de la felicidad, de la plenitud, es también un color agresivo y apasionado. Pero no sólo es por el uso del rojo, decíamos que las pinturas de Salustiano nos provocan zozobra, desasosiego, sino también por algo que está prendido en la mirada de los personajes retratados. Esos personajes que, en vez de dejarse simplemente mirar, nos miran. Como si nos preguntasen: ¿Me quieres?-; como si lejos de contentarse con ser objetos admirados, pero exteriores, los personajes representados en estos lienzos buscasen penetrar en nuestro interior para dar cumplimiento allí al misterioso conjuro del que forman parte; como si nos dijesen: ¿Quieres nuestra belleza? ¿Estás verdaderamente dispuesto a dejar que penetremos en ti? ¿Estás dispuesto a dejarte hechizar?

Salustiano
Joaquín Lledó

3 comentarios:

Carmen López dijo...

Interesante texto sobre cómo, en el amplio sentido del término, debería entenderse el arte.

Carmen López dijo...

"Esos personajes que, en vez de dejarse simplemente mirar, nos miran".
Bella frase.

Un saludo y gracias por el texto, es realmente precioso.

Higinio dijo...

Según un precepto chino hay dos tipos de pintura: una en la que pasearíamos y otra en la que nos quedaríamos a vivir.

El que mira... decide.

Un fuerte abrazo, amiga El Patio.