viernes, 30 de abril de 2010

Flechazo

Glamour. Fotografía de Svetlana Kostromitskaya.

Desde que reveló la película de una cámara abandonada, vaga por el mundo en pos de la mujer más hermosa que jamás había visto.

Circo de tres pistas
Luis Felipe Hernández

jueves, 29 de abril de 2010

«El cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí»

Fuente de la imagen:nasa (detalle)
Crítica de la razón práctica
«Conclusión»
«Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuanto más frecuente y continuadamente reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí.»
Crítica de la razón práctica
Immanuel Kant

Un canario para regalar

Imagen: fuente propia
El tren pasó a gran velocidad junto a una larga casa de piedra rojiza que tenía un jardín y cuatro gruesas palmeras con mesas a la sombra. Al otro lado estaba el mar. Luego cruzó una hendidura en una montaña de piedra rojiza y arcilla, y el mar sólo se veía esporádicamente y de lejos.

"Un canario para regalar"
Ernest Hemingway

Confieso que he vivido

Pablo Neruda. Confieso que he vivido. Plaza Janés.

El avión del piloto Powers, enviado en misión de espionaje sobre el territorio soviético, cayó desde increíble altura. Dos fantásticos proyectiles lo habían alcanzado, lo habían derribado desde sus nubes. Los periodistas corrieron al perdido sitio montañoso desde donde partieron los disparos.
Los artilleros eran dos muchachos solitarios. En aquel mundo inmenso de abetos, nieves y ríos, comían manzanas, jugaban al ajedrez, tocaban acordeón, leían libros y vigilaban. Ellos habían apuntado hacia arriba en defensa del ancho cielo de la patria rusa.
Los acosaron a interrogaciones.
-Qué comen? Quiénes son sus padres? Les gusta el baile? Qué libros leen?
Contestando esta última pregunta, uno de los jóvenes artilleros respondió que leían versos y que entre sus poetas favoritos estaban el clásico ruso Pushkin y el chileno Neruda.
Me sentí infinitamente contento cuando lo supe. Aquel proyectil que subió tan alto, e hizo caer el orgullo tan abajo, llevaba en alguna forma un átomo de mi ardiente poesía.

Confieso que he vivido
Pablo Neruda

miércoles, 28 de abril de 2010

El Hechizado

Francisco Ayala, Madrid, 1992. Fotografía de Miguel Gener.

El relato se abre con el comienzo del viaje, para concluir con la visita al rey Carlos II en una cámara de Palacio. "Su Majestad quiso mostrarme benevolencia -son sus últimas frases-, y me dio a besar la mano; pero antes de que alcanzara a tomársela saltó a ella un curioso monito que alrededor andaba jugando, y distrajo su Real atención en demanda de caricias. Entonces entendí yo la oportunidad, y me retiré en respetuoso silencio".
Silenciosa es también la escena inicial del manuscrito, en que el Indio González se despide de su madre. No hay explicaciones, ni lágrimas. Vemos las dos figuras destacándose contra el cielo, sobre un paisaje de cumbres andinas, en las horas del amanecer. González ha tenido que hacer un largo trayecto para llegar despuntando el día; y ahora, madre e hijo caminan sin hablarse, el uno junto al otro, hacia la iglesia, poco más grande, poco menos pobre que las viviendas. Juntos oyen la misa. Una vez oída, González vuelve a emprender el descenso por las cumbres cordilleranas.
Poco más adelante, lo encontraremos en medio del ajetreo del puerto. Ahí su figura menuda apenas se distingue en la confusión bulliciosa, entre las idas y venidas que se enmarañan alrededor suyo. Está parado, aguardando, entretenido en mirar la preparación de la flota, frente al océano que rebrilla y enceguece. A su lado, en el suelo, tiene un pequeño cofre. Todo gira alrededor de su paciente espera: marineros, funcionarios, cargadores, soldados; gritos, órdenes, golpes. Dos horas lleva quieto en el mismo sitio el Indio González Lobo, y otras dos o tres pasarán antes de que las patas innumerables de la primera galera comiencen a moverse a compás, arrastrando su panza sobre el agua espesa del puerto. Luego, embarcará con su cofre. -Del dilatado viaje, sólo esta sucinta referencia contienen sus memorias: La travesía fue feliz.

El Hechizado y otros cuentos
Francisco Ayala

martes, 27 de abril de 2010

Poema

Robert Browning. Fotografía de Julia Margaret Cameron.

Cuando escribí este poema, sólo Dios y yo conocíamos su sentido. Ahora, después de la crítica, sólo lo conoce Dios.

Escritos
Robert Browning

lunes, 26 de abril de 2010

Dársena

Edward Hopper
Así que el sábado temprano di un beso a mi mujer y la dejé dormida en la cama. Duerme, ángel mío, le susurré con ternura. Aún no había amanecido. En el ascensor saludé a los vecinos del cuarto, que salían a correr como de costumbre. Sonreímos. Ella aprovechaba el trayecto para hacer estiramientos. Con su aspecto podrían pasar por monitores de gimnasia, pero por mi mujer sé que ambos son auxiliares de vuelo. Hay parejas a las que une todo lo que hacen juntos y otras que basan su estabilidad en lo contrario.

"Dársena"
A. Hernández

Rubaiyat

Imagen: Fuente propia
¿El reino de Kaus? ¿El imperio de Thus? ¿El trono de Kobad?
Más que el reino de Kaus, más que el imperio de Thus,
más que el trono de Kobad vale un sorbo de vino,
más el eructo de un borracho que la oración de un hipócrita.

Rubaiyat
Omar Jayyam

domingo, 25 de abril de 2010

Sobre los cometas

Vladimir Kush. El cometa Halley.

¿Cabe creer que en este cuerpo inmenso y perfectamente hermoso del Universo -entre las innumerables estrellas que adornan la noche con sus galas variadas y no la dejan en forma alguna vacía e inactiva-, cinco estrellas solamente (los planetas) tienen derecho a moverse libremente y que todas las demás permanecen ahí, a semejanza de una muchedumbre petrificada e inmóvil? ¿Por qué extrañarnos, pues, de que unos cometas, de cuyo espectáculo tan raras veces goza el mundo, no estén sometidos todavía a leyes fijas, de que no sepamos dónde empieza y hasta dónde llega un curso cuyo retorno no se produce más que a dilatadísimos intervalos?

Quaestiones naturales. Libro VII
Lucio Anneo Séneca

Fábulas

Foto de archivo propio
Disputaba un eunuco con un malvado, el cual, luego de cubrirle de injurias y desvergüenzas, le echó en cara la mutilación que había disminuido su cuerpo.
- ¡Ay -dijo el eunuco-, eso es lo que más siento, porque me faltan los testigos de mi integridad! Pero tú, insensato, ¿cómo me reprochas una falta debida a la suerte? Sólo es para el hombre una afrenta aquello que él mismo ha merecido.

Fábulas
Fedro

sábado, 24 de abril de 2010

Por escrito gallina una

Julio Cortázar en París, Francia, 1969. Fotografía de Pierre Boulat.

Con lo que pasa es nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos hurra. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó en la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.

La vuelta al día en ochenta mundos
Julio Cortázar

viernes, 23 de abril de 2010

El Castillo


Ya era de noche cuando K. llegó. La aldea yacía hundida en la nieve. Nada se veía de la colina; bruma y tinieblas la rodeaban; ni el más débil resplandor revelaba el gran castillo. Largo tiempo K. se detuvo sobre el puente de madera que del camino real conducía a la aldea, con los ojos alzados al aparente vacío.
 Fue luego en busca de albergue; estaban aún despiertos en la posada; no había cuarto para alquilar, pero el patrón, sorprendido y atónito por un huésped tan tardío, propuso a K. dejarle dormir en la sala sobre un jergón. K. aceptó. Quedaba todavía aldeanos bebiendo su cerveza, pero él, sin querer entablar conversación, se fué al desván en busca de su jergón y se acostó junto a la estufa. El ambiente era tibio, los aldeanos callaban, los miró aún con ojos cansados y entonces durmió.
 Pero al poco rato lo despertaron. Un honbre joven, con traje de ciudad, el rostro de actor, ojos estrechos, las cejas pobladas, aparecía junto a su lecho, acompañado por el mesonero. También los aldeanos seguían allí, algunos habían vuelto sus sillas para ver y oir mejor. El joven se excusó muy cortésmente por haber despertado a K. y luego de haberse presentado como hijo del castellano le habló así: " Esta aldea es propiedad del castillo; quien en ella vive o duerme, en cierto modo vive o duerme en el castillo. Nadie puede hacerlo sin permiso del conde. Pero usted no tiene permiso, o por los menos no lo ha presentado".

Frank Kafka
"El Castillo"
Fotografia de El Castillo de Praga y Puente de Carlos tomada por Ulises.


Artículos de escritorio y papelería

Place de la Concorde, en el centro, el obelisco de Luxor, París, 2007. Foto de Mariordo.

PISAPAPELES. Place de la Concorde. Obelisco. Lo que en él se grabó hace cuatro mil años se alza hoy en el centro de la más grande de todas las plazas. Si se lo hubieran vaticinado ¡qué triunfo para el faraón! El primer imperio cultural de Occidente llevará un día, en su centro, el monumento que conmemora su poderío. ¿Qué aspecto tiene, en realidad, esta gloria? Ni una sola de las diez mil personas que pasan por aquí se detiene; ni una sola de las diez mil personas que se detienen es capaz de leer la inscripción. Así cumple cada fama con lo prometido, y no hay oráculo que la iguale en astucia. Pues el inmortal está allí como este obelisco: dirige un tráfico espiritual que bulle a su alrededor y a nadie le sirve ya la inscripción en él grabada.

Dirección única
Walter Benjamin

jueves, 22 de abril de 2010

Epístolas morales a Lucilio



¿Qué impulso es éste, Lucilio, que, al dirigirnos en un sentido, nos arrastra en otro distinto y nos empuja en aquella dirección que deseamos evitar? ¿Qué fuerza rivaliza con nuestra alma que nos impide querer algo cabalmente? Vacilamos entre diversos propósitos; nada queremos de forma libre, perfecta, constante.

"Epístolas morales a Lucilio"
Lucio Anneo Séneca

«Aptus, puritas, perspicuitas, ornatus»

La práctica del relato
Manual de estilo literario para narradores
DE LA NORMA A LA PRÁCTICA
La retórica tradicional llama «estilo» al modo peculiar de expresarse un escritor o una escritora. Naturalmente, este carácter peculiar no ha de entenderse como una bula para la extravagancia, y por eso las retóricas clásicas establecían como virtudes cardinales del buen estilo la de adecuarse a su asunto (aptus), la corrección léxica y sintáctica (puritas), la claridad (perspicuitas), y también un cierto grado de adorno en la expresión (ornatus). Respetando estas normas venerables hay una alta probabilidad de que nuestros textos no se conviertan en un galimatías, lo que de momento es un buen principio. Por eso es verdad que las reglas son útiles... Y en cambio todos sabemos por experiencia que dejan muy desamparado a la hora de enfrentarse al papel. Instruyen, qué duda cabe, aunque al final ayudan poco. En el terreno de la escritura hay un trecho demasiado grande entre una norma y su aplicación, y es frecuente que las preceptivas al uso enseñen al aprendiz de escritor qué debe evitar, qué debe hacer, pero no la manera de hacerlo.
La práctica del relato
Manual de estilo literario para narradores

Ángel Zapata

miércoles, 21 de abril de 2010

El Wendigo

Algernon Blackwood. The Wendigo.
-Oiga, Simpson -exclamó de pronto, cuando las últimas chispas se perdieron, por fin, en el aire-, ¿no nota usted... no nota nada en el olor... nada de particular, quiero decir?
Simpson se dio cuenta de que la pregunta, normal y corriente en apariencia, encerraba una sombra de amenaza. Sintió un escalofrío.
-Nada, aparte el olor a leña quemada -contestó con firmeza, dándole con el pie a los rescoldos. Incluso el ruido de su propio pie le asustó.
-Y en toda la tarde, ¿no ha notado ningún... ningún olor? -insistió el guía, mirándole por encima del resplandor-. ¿Nada extraordinario y distinto de cualquier otro olor que haya olido antes?
-No; desde luego que no -replicó agresivamente, casi con mal humor.
El rostro de Défago se aclaró.
-¡Eso está bien! -exclamó con evidente alivio-. Me gusta oír eso.
-¿Y usted? -preguntó Simpson con viveza, y en el mismo instante, se arrepintió de haberlo hecho.
El canadiense se le acercó en la oscuridad. Sacudió la cabeza.
-Creo que no -dijo, sin demasiada convicción-. Debe de haber sido la canción esa. Suelen cantarla en los campamentos de madereros y en sitios abandonados de la mano de Dios, como éste, cuando están asustados porque oyen al Wendigo andar por ahí cerca.
-¿Y qué es el Wendigo, si se puede saber? -Preguntó Simpson, contrariado por la imposibilidad de reprimir otro escalofrío. Sabía que se encontraba muy cerca del terror de aquel hombre, y de su causa. No obstante, una imperiosa curiosidad venció su buen sentido y temor.
Défago se volvió rápidamente y le miró como si estuviera a punto de gritar. Sus ojos refulgían, tenía la boca completamente abierta. No obstante, lo único que dijo -o más bien susurró, porque su voz sonó muy baja-, fue:
-No es nada... Algo que dicen esos tipos piojosos cuando se han soplado una botella de más... Una especie de animal que vive por allá -sacudió la cabeza hacia el norte-, veloz como un relámpago, y no muy agradable de ver, según se cree... ¡Eso es todo!

El Wendigo
Algernon Blackwood

Un informe para una academia


"En todo caso, he conseguido, en conjunto, lo que quería. Que no se diga que no ha merecido la pena".
Bienvenido a casa, Ulises K.
"Un informe para una academia"
Franz Kafka

«Antes que el tiempo muera en nuestros brazos»

Guido Cagnacci: Maddalena svenuta. Fuente de la imagen: Wikipedia (detalle)
EPÍSTOLA MORAL A FABIO   
**********************
Así, Fabio, me muestra descubierta
su esencia la verdad, y mi albedrío
con ella se compone y se concierta.
No te burles de ver cuánto confío,
ni al arte de decir, vana y pomposa,
el ardor atribuyas de este brío.
¿Es por ventura menos poderosa
que el vicio la virtud,o menos fuerte?
No la arguyas de flaca y temerosa.
La codicia en las manos de la suerte
se arroja al mar, la ira a las espadas,
y la ambición se ríe de la muerte.
¿Y no serán siquiera tan osadas
las opuestas acciones, si las miro
de más ilustres genios ayudadas?
Ya, dulce amigo, huyo y me retiro
de cuanto simple amé; rompí los lazos.
Ven y verás al grande fin que aspiro,
antes que el tiempo muera en nuestros brazos.
Epístola moral a Fabio
(Versión de Dámaso Alonso)

Andrés Fernández de Andrada

Teoría del Conocimiento

Luis Goytisolo en el Templo de Debod, Madrid. Fotografía de Bernardo Pérez.

Así como Lucifer, inicialmente hincado en lo más profundo del Infierno, terminó por destacar como el Coloso muy por encima de las más altas montañas, así vosotros podéis encontrar en vuestro propio ojo la luz de esa pupila que constituye el centro del Paraíso, esa luz que, reflejada en su reflejo, da fuego a vuestra propia pupila, y descubrir entonces que el Paraíso está en vosotros, que vosotros sois el Paraíso. ¡No, no basta ser dioses! Porque yo os exhorto, sí, a crear a imagen y semejanza vuestra esos nuevos mundos no descubiertos que lleváis dentro, esos nuevos Paraísos, esos nuevos Infiernos. Pero, al igual que un nuevo mundo, yo os invito a crear también el nuevo padre eterno que ha de presidirlo desde ese punto único donde coinciden Infierno y Paraíso. ¡Cread creadores!

Teoría del Conocimiento
Luis Goytisolo

martes, 20 de abril de 2010

La prueba

Astounding Science Fiction

Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano... ¿entonces, qué?

La Prueba
Samuel Taylor Coleridge

lunes, 19 de abril de 2010

El Mono Gramático

Richard Dadd. The fairy-feller's masterstroke, (1855-1864).

Pienso en Richard Dadd pintando durante nueve años, de 1855 a 1864, The fairy-feller's masterstroke en el manicomio de Broadmoor. Un cuadro de dimensiones más bien reducidas que es un estudio minucioso de unos cuantos centímetros de terreno -yerbas, margaritas, bayas, guijarros, zarzillos, avellanas, hojas, semillas- en cuyas profundidades aparece una población de seres diminutos, unos salidos de los cuentos de hadas y otros que son probablemente retratos de sus compañeros de encierro y de sus carceleros y guardianes. El cuadro es un espectáculo: la representación del mundo sobrenatural en el teatro del mundo natural. Un espectáculo que contiene otro, paralizador y angustioso, cuyo tema es la expectación: los personajes que pueblan el cuadro esperan un acontecimiento inminente. El centro de la composición es un espacio vacío, punto de intersección de todas las fuerzas y miradas, claro en el bosque de alusiones y enigmas; en el centro de ese centro hay una avellana sobre la que ha de caer el hacha de piedra del leñador. Aunque no sabemos qué esconde la avellana, adivinamos que, si el hacha la parte en dos, todo cambiará: la vida volverá a fluir y se habrá roto el maleficio que petrifica a los habitantes del cuadro.

El Mono Gramático
Octavio Paz

domingo, 18 de abril de 2010

Consejos para la carrera de un loco


Peter Handke. Fotografía de Peter Stojaniick.

ejercicios preliminares haces en el campo libre cuando corres por un campo de maíz de la altura de un hombre. / ejercicios preliminares haces en la sala vacía de concierto cuando corres de un extremo a otro por entre las filas de butacas vacías. / ejercicios preliminares haces tú, cuando haces de tu conciencia una conciencia de deber.
¿eres capaz, cuando pisas la calle, de concentrarte y nada más? / ¿eres capaz, cuando has tomado una decisión, de no tomar ninguna otra? / ¿eres capaz de no detenerte una vez que has comenzado? / ¿eres capaz de ver no los objetos, sino los movimientos de los objetos? / ¿eres capaz de distinguir no detalles, sino movimientos? / ¿eres capaz de consagrarte a cada movimiento sólo una vez? / ¿eres capaz de todo?

Consejos para la carrera de un loco (Fragmento)
Peter Handke

sábado, 17 de abril de 2010

Historia de los dos que soñaron

Jean-Léon Gérôme. Vista de El Cairo, Egipto.
Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:
-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; véte a buscarla.
A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por el decreto de Dios Todopoderoso una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:
-¿Quién eres y cuál es tu patria?
El hombre declaró:
-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.
El juez le preguntó:
-¿Qué te trajo a Persia?
El hombre optó por la verdad y le dijo:
-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.
El juez echó a reir.
-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín y en el jardín, un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. toma estas monedas y vete.
El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.

Historia de los dos que soñaron
Gustavo Weil

Anhelo y voluntad

Beatriz y Dante.Fuente imagen:LIFE
Divina Commedia
Paradiso
Canto trentesimoterzo

Ma già volgeva il mio disiro e il velle,
Sì come ruota che igualmente è mossa,
L'Amor che muove il Sole e l'altre stelle.

La Divina Comedia
El Paraíso
Canto trigésimotercero

Más ya daba impulso a mi anhelo y mi voluntad,
como a una rueda que gira por igual,
el Amor que mueve el Sol y las demás estrellas.

La Divina Comedia
Traducción de D. Cayetano Rosell
Prólogo de D. Juan Eugenio Hartzenbusch

Dante Alighieri

viernes, 16 de abril de 2010

Alta traición

José Emilio Pacheco. Fuente de la fotografía:Letras Libres.

No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques, desiertos, fortalezas,
una ciudad deshecha, gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
-y tres o cuatro ríos.

No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969)
José Emilio Pacheco

jueves, 15 de abril de 2010

Amo a las chicas descaradas

Rene Lynch. La vida secreta de los bosques.

Amo a las chicas descaradas.
También amo la naturaleza.
Las chicas descaradas que desprecian la naturaleza
son posiblemente lo que amo más que nada.

Amo a las chicas descaradas
Henrik Nordbrandt

La bandada

Joel Sartore. Grullas en formación.

La aves migratorias vuelan en cuña
cuando se marchan,
cuando empiezan el viaje.

Al llegar
se deshace la bandada.

La bandada
Eila Kivikkaho

miércoles, 14 de abril de 2010

2001, una odisea del espacio


¡DIOS MÍO, ESTÁ LLENO DE ESTRELLAS!
2001, una odisea del espacio
Arthur C. Clarke

Las voces de Marrakech

Elías Canetti en Berlín en 1974. Fuente: El País.

Sueño en un hombre que olvida las lenguas de la Tierra hasta no comprender cuanto se dice en ninguna de ellas.
¿Qué hay en el lenguaje? ¿Qué esconde? ¿Qué le sustrae a uno? Traté de aprender, durante las semanas que pasé en Marruecos, no tanto árabe como también una de las lenguas beréberes. No quería perder ni un ápice de la fuerza de esas extrañas voces. Quería sentirme tan afectado por esos sonidos tan heterogéneos como en realidad se merecen, y no flaquear por un conocimiento deficiente y superficial. No había leído nada sobre el país. Sus lugares me resultaban tan ajenos como sus gentes. Lo poco que a lo largo de una vida le llega a uno por los aires, de cada país y cada pueblo, se pierde en las primeras horas.
Pero permanecía la palabra "Alá", que no podía eludir de ninguna manera. Por lo que atañe a los viejos, una parte de mi experiencia me predisponía hacia ellos, la parte más cotidiana, emotiva y persistente. Viajando lo toleramos todo, los prejuicios quedan en casa. Se observa, se escucha, se siente uno fascinado ante lo más atroz porque es nuevo. Los buenos viajeros son despiadados.

Las voces de Marrakech
Elías Canetti

El viaje de Baldassare

Erik Desmazières. Livres Anciens. Libros Antiguos, 2001

Empezó nuestro hombre por preguntarnos con toda cortesía sobre las fatigas del viaje, y se declaró honrado por nuestra visita, sin interrogarnos por nuestro motivo. Es un hombre de avanzada edad, cerca de sesenta años sin duda, delgado, con rostro demacrado al que rodeaba una barba blanca. Vestía con menos boato que sus hombres, tan sólo una larga camisa blanca bordada que flotaba por encima de un pantalón del mismo paño. Hablaba italiano y nos explicó que durante sus innumerables años de exilio pasó algún tiempo en Florencia, en la corte del gran duque Fernando, de donde tuvo que marcharse porque querían obligarle a hacerse católico. Alabó ampliamente la fineza de los Médici, así como su generosidad, y deploró su actual debilidad. Fue con ellos con quien aprendió a amar las cosas bellas y allí decidió consagrar su fortuna a la adquisición de viejos libros y no a las intrigas palaciegas.
-Pero mucha gente, tanto en Valaquia como en Viena, creen que sigo conspirando e imaginan que mis libros son sólo una tapadera. Cuando la verdad es que esos seres de cuero ocupan mi pensamiento de día y de noche. Descubrir la existencia de un libro, acosarlo de un país a otro, cercarlo por fin, adquirirlo, poseerlo, aislarme con él para hacerle confesar sus secretos, hallarle luego en mi casa un lugar digno de él, éstas son mis únicas batallas, mis únicas conquistas, y nada me resulta más agradable que platicar en este gabinete con unos conocedores.

El viaje de Baldassare
Amin Maalouf

martes, 13 de abril de 2010

Cita con Rama


Más tarde o más temprano, tenía que suceder. El 30 de junio de 1908 Moscú escapó de la destrucción por tres horas y cuatro mil kilómetros, un margen invisiblemente pequeño para las normas del universo. El 12 de febrero de 1947 otra ciudad rusa se salvó por un margen aún más estrecho, cuando el segundo gran meteorito del siglo veinte estalló a menos de cuatrocientos kilómetros de Vladivostok provocando una explosión que rivalizaba en potencia con la bomba recientemente inventada.
En aquellos días nada había que los hombres pudieran hacer para protegerse de las últimas descargas al azar del bombardeo cósmico que alguna vez marcó la cara de la luna. Los meteoritos de 1908 y 1947 se abatieron sobre regiones desiertas; pero hacia fines del siglo veintiuno no quedaba región alguna en la Tierra que pudiera ser utilizada sin peligro para la práctica celeste del tiro al blanco. La raza humana se había extendido de polo a polo. Y así, inevitablemente...
A las 9,46 (meridiano de Greenwich) de la mañana del 11 de septiembre, en el verano excepcionalmente hermoso del año 2077, la mayor parte de los habitantes de Europa vieron aparecer en el cielo una deslumbrante bola ígnea. En cuestión de segundos se tornó más brillante que el sol y al desplazarse en el cielo -al principio en completo silencio- iba dejando detrás una ondulante columna de polvo y humo.

Cita con Rama
Arthur C. Clarke

lunes, 12 de abril de 2010

Stanley

Mikel Olazábal. El viaje.

El viaje de Stanley, que también esta vez comenzó en Zanzíbar, duró desde septiembre de 1874 hasta agosto de 1877. Bordeó el lago Victoria, atravesó Uganda, tocó en los lagos Eduardo y Tangañika y alcanzó el Lualaba en la localidad de Ñangue, visitada ya por Livingstone. Descendiendo luego el curso del río, ya por su orilla ya en canoas, llegó a Boma, región conocida también. Este viaje lo describió con su acostumbrada elocuencia y habilidad propagandística.
En su libro "A través del Continente Tenebroso", cuenta que recibió más de 1200 cartas de generales, coroneles, capitanes, tenientes, cadetes de marina, ingenieros, dependientes de hoteles, artesanos, camareros, cocineros, criados, hipnotizadores y mediums espiritistas, todos los cuales le ofrecían su asistencia para aquella expedición. Todos afirmaban conocer el África a fondo y estar perfectamente aclimatados a ella. Unos proponían viajar en globo o en otro vehículo volador; otros querían realizar la expedición de una manera invisible, valiéndose de sus artes mágicas, o sumir a los salvajes en sueño por medio de la "Ciencia del magnetismo". Más tarde Stanley afirmaba que, de haber dispuesto del dinero suficiente, su séquito se habría compuesto de 5000 ingleses, 5000 americanos, 2000 franceses, 2000 alemanes, 500 italianos, 250 suizos, 200 belgas, 50 españoles y 5 griegos; en total 10.000 europeos y 5000 americanos.

La conquista de la Tierra
Wilhelm Treue

domingo, 11 de abril de 2010

El paciente inglés

Antonio Fuertes. Beduinos.

Los beduinos tenían una razón para mantenerme con vida. Yo, verdad, era útil. Cuando mi avión se estrelló en el desierto, uno de ellos supuso que yo poseía dotes particulares. Puedo reconocer una ciudad sin nombre por su croquis en un plano. Siempre he sido un pozo de conocimientos. Soy una persona que, si se queda sola en la casa de alguien, se acerca a la librería, saca un volumen y lo absorbe. Así entra la historia en nosotros. Conocía mapas del fondo del mar, mapas que representan los puntos débiles de la corteza terrestre, mapas pintados en piel con las diversas rutas de las Cruzadas.
Conque conocía su país antes de estrellarme entre ellos, sabía cuando lo había cruzado Alejandro en el pasado por tal o cual motivo o interés. Conocía las costumbres de los nómadas obsesionados con la seda o los pozos. Una tribu tiñó el suelo de todo un valle, lo ennegreció para aumentar la convección y, por tanto, la posibilidad de precipitaciones y construyó altas estructuras desde las que perforar el vientre de una nube. Los miembros de algunas tribus, cuando comenzaba a levantarse viento, alzaban la palma abierta y creían que, si lo hacían en el momento oportuno, podían desviar una tormenta hacia una esfera adyacente del desierto, hacia otra tribu rival. Había desapariciones continuas, tribus que entraban en la Historia de repente al ahogarse en la arena.
En el desierto es fácil perder el sentido de la orientación. Cuando me precipité desde el aire en el desierto, en aquellas depresiones doradas, no cesaba de pensar: debo construir una balsa... debo construir una balsa...
Y, pese a estar rodeado de arenas secas, sabía que estaba entre gente de mar.

Traducción de Carlos Manzano

El paciente inglés
Michael Ondaatje

El viejo y el mar

Hemingway. The old man and the sea.

Un pajarito vino volando hacia el bote, procedente del norte. Era una especie de curruca que volaba muy bajo sobre el agua. El viejo se dio cuenta de que estaba muy cansado.
El pájaro llegó hasta la popa del bote y descansó allí. Luego voló en torno a la cabeza del viejo y fue a posarse en el sedal, donde estaba más cómodo.
-¿Qué edad tienes? -preguntó el viejo al pájaro-, ¿Es éste tu primer viaje?
El pájaro lo miró al oirlo hablar. Estaba demasiado cansado siquiera para examinar el sedal y se balanceó asiéndose fuertemente a él con sus delicadas patas.
-Estás firme -le dijo el viejo-. Demasiado firme. Después de una noche sin viento no debieras estar tan cansado. ¿A qué vienen los pájaros?
"Los gavilanes -pensó- salen al mar a esperarlos". Pero no le dijo nada de esto al pajarito que de todos modos no podía entenderlo y que ya tendría tiempo de conocer a los gavilanes.
-Descansa, pajarito, descansa -dijo-. Luego ve a correr fortuna como cualquier hombre o pájaro o pez.

El viejo y el mar
Ernest Hemingway

sábado, 10 de abril de 2010

«Quedándose en el retrete entre cuarenta y sesenta minutos por vez»

 Fuente de la imagen: journeytoforever
«El especialista»
Estábamos en plena época de cosechas, y ahí estaban los jornaleros, entrando y saliendo y quedándose en el retrete entre cuarenta y sesenta minutos por vez. ¿Se da cuenta?
Dije: “Luke, de verdad tienes problemas con tu retrete”. Así es que traje mis herramientas y me puse a examinar la estructura.
Lo primero que hice fue mirar el catálogo de ventas por correspondencia que estaba ahí colgado, pensando que podría ser el origen del problema; pero ni siquiera pertenecía a una empresa conocida. Entonces me puse a mirar los asientos propiamente tales y me di cuenta de todo. Los había hecho demasiado confortables. Cogí mi escofina y, en un dos por tres, dejé cuadrados los hoyos que antes estaban tan suavemente redondeados. Cuadrados y ásperos, con ángulos bien pronunciados. Enseguida, volví a tomar mi posición de antes: yo aquí, los Baldwin ahí, y el retrete algo más allá. Y me quedé observando las entradas y salidas de los jornaleros por casi dos horas. Ni uno se quedó más de cuatro minutos.
El especialista
Traductor: José Manuel Vergara

Charles Sale

El atardecer


Es el atardecer cuando uno se aleja,
a la caída del sol.

Es entonces cuando se abandona todo.

El pensamiento recoge su tolda de tela de araña
y el corazón olvida el por qué de su angustia.
El caminante del desierto abandona su campamento,
que pronto desaparecerá bajo la arena,
y continúa su viaje en la quietud de la noche,
guiado por enigmáticas estrellas.

Pär Lagerkvist
Versión de Axel Von Greiff
Fotografia : " Atardecer".(Óleo sobre lienzo) de 
Juan Emilio Checa

La mujer rota

Simone de Beauvoir, en el café Les Deux Magots, París. Foto de Eliot Erwitt.

Mi mirada se detenía sorprendida en los objetos que había traído de los cuatro rincones de Europa. Mis viajes, el espacio no conservaba huella de ellos; mi memoria desdeñaba evocarlos; y las muñecas, los vasos, las baratijas estaban allí. Una nada me fascinaba, me obsesionaba. Encontrar un pañuelo de seda roja y un almohadón violeta; ¿cuándo he visto por última vez fucsias, su vestido de obispo y cardenal, su largo sexo frágil? La campanilla luminosa, la simple rosa silvestre, la madreselva desgreñada, los narcisos, abriendo en su blancura grandes ojos atónitos, ¿cuándo? Podían no existir ya en el mundo y no lo sabría. Ni nenúfares en los estanques, ni trigo sarraceno en la campiña. La tierra está a mi alrededor como una vasta hipótesis que ya no verifico.

La mujer rota
Simone de Beauvoir

viernes, 9 de abril de 2010

Máximas

Leon Wells. Venecia.


XXVIII
Los sitios más alabados de la tierra, son tristes y desprovistos de encanto, cuando no llevamos a ellos nuestras esperanzas.

XXIX
Sucede con los lugares, lo que con las obras de los hombres: hecha su reputación, todo el mundo va a visitarlos y los admira, mientras que sin esto, otros que no tienen prestigio, podrían competir con ellos.
De los lugares citados, la mitad debe borrarse y dejar sólo la otra mitad, que es la digna de ser divinizada.

Máximas
Sainte-Beuve

jueves, 8 de abril de 2010

El campamento.El relevo


"...Noventa kilómetros en tres jornadas. Esa marcha también la hicimos nosotros para venir aquí. El sol de agosto en la cara por la mañana, desde el amanecer, y después sobre la cabeza y en la espalda a medida que transcurre el día. Treinta kilos de equipo, los hombros desollados por el correaje y el sudor, las plantas de los pies abiertas y la cal del camino en las grietas. Hacia mediodía se escupe ya un barro grisáceo. El agua, caliente y todo, sería una gran cosa si no se hubiera acabado en los diez primeros kilómetros. Ochocientos hombres, mudos, sordos, con paso resignado de autómatas. La mochila del de delante limita todos los horizontes. No se sabe a dónde se va, quizás no se vaya a ningún sitio o quizá al fin del mundo. Puede que la misión de uno cuando nació fuera andar eternamente..."

Ramón J. Sender
"Imán" (1930)

Fotografia de Soldados españoles defendiendo Dar-Drius (1921)


miércoles, 7 de abril de 2010

El hogar

István Örkény. Cuentos de un minuto. Thule ediciones.

La niña sólo tenía cuatro años, sus recuerdos, probablemente, ya se habían desvanecido y su madre, para concienciarle del cambio que les esperaría, la llevó a la cerca de alambre de espino; desde allí, de lejos, le enseñó el tren.
-¿No estás contenta? ese tren nos llevará a casa.
-Y entonces ¿qué pasará?
-Entonces ya estaremos en casa.
-¿Qué significa estar en casa? -preguntó la niña.
-El lugar donde vivíamos antes.
-¿Y qué hay allí?
-¿Te acuerdas todavía de tu osito? Quizás encontremos también tus muñecas.
-Mamá, ¿en casa también hay centinelas?
-No, allí no hay.
-Entonces, de allí ¿se podrá escapar?

Traducción del húngaro de Judit Gerendas Kiss.

Cuentos de un minuto
István Örkeny

martes, 6 de abril de 2010

El viaje

Lilian May Miller. La luz de la luna sobre el monte Fuji.
Un camino, antes que nada, son personas que caminan. Los haikus están llenos de gente que van por ahí, caminando. Se pregunta de pronto un poeta:
¿Lo de hoy
caminar en primavera
y poco más?
El asunto de muchos de estos poemitas no es otro que las circunstancias de quienes van andando, en general a pie. En primavera, las sandalias de paja de los campesinos quedan embarradas cuando cede la nieve y el barro invade todo. O se hunden, en invierno, cuando se encarniza el aguanieve. Otras veces, los pies de una chica ni se humedecen porque puede cruzar el río "a lomos de aquel hombre", bajo la luz rasgada de la luna. Sucede, en verano, que van
por el atajo
y con los pies mojados
porque llueve a raudales.
Pasan los días y los meses. A San-in, en plena ruta, con la vista lo acompañaba
a prudente distancia
el espantajo.
Según Taigi, amo y criado intercambian palabras mientras "siguen marchando". Más allá se escuchan voces, en medio de la lluvia, debajo de dos paraguas que se mueven: van "de gran charla". Escritor y pintor de un solo trazo, Buson reconoce la omnipresencia del tema del camino de esta forma impresionante:
Son mis sueños
acuarelas veladas
Siempre en ellos
la gente va marchando.

El libro del haiku
Alberto Silva

lunes, 5 de abril de 2010

Cuadernos de un escritor


William Somerset Maugham, 1944. Fotografía de Alfred Eisenstaedt.

1944
A título de postscriptum. Ayer cumplí setenta años.

Mi cumpleaños pasó sin ceremonias. Trabajé como de costumbre por la mañana y por la tarde fui a dar un paseo por los bosques que hay detrás de mi casa. Jamás he podido averiguar qué es lo que da a esos bosques su misterioso atractivo. Son bosques como no he visto nunca. Su silencio parece más profundo que cualquier otro silencio. Los cedros macizos, con su robusto follaje, están festoneados por el gris de los musgos como una mortaja hecha jirones, las heveas en esta época carecen de hojas y los racimos de bayas de los arbustos están secos y amarillos; aquí y allá algún alto pino, con su rico verde rutilante, se eleva por encima de los demás árboles. En estos bosques abandonados e incultos hay una curiosa extrañeza, y aunque vaya uno solo, no se siente solo porque se tiene la extraña sensación de que seres invisibles, ni humanos ni inhumanos, flotan alrededor de nosotros. Algunas veces, por detrás de un árbol, parece asomar una sombra que nos contempla pasear. Hay una atmósfera de suspensión, como si todo lo que hay alrededor nuestro estuviese esperando que algo ocurriese.
Regresé a casa, me preparé una taza de té y leí hasta la hora de la cena. Después de la cena me entregué de nuevo a la lectura, hice un par de solitarios, escuché las noticias en la radio, cogí una novela policíaca y me fui a la cama. La terminé y me dormí. Salvo algunas palabras dirigidas a mis sirvientas no había hablado con un alma en todo el día.

Cuadernos de un escritor
William Somerset Maugham

Diccionario de los vientos

Vladimir Kusk. Viento.

FECHAS MEMORABLES
Días señalados por su relación con tal o cual acontecimiento del pasado. La tradición de señalar fechas memorables como base de un determinado ciclo refleja algunas particularidades concretas de la naturaleza humana. Los cronistas señalan fechas memorables para acercarse así al pasado. Los anemófilos consideran festivas estas fechas en la medida en que se sabe con cierto grado de seguridad que se hablará en el futuro de ellas.
Tanto cronistas como anemófilos contemplan las fechas memorables como puntos de referencia. Como crear semejantes puntos de referencia no entraña ninguna dificultad, la cantidad de fechas memorables se incrementa continuamente, especialmente si un mismo acontecimiento se refleja simultáneamente en calendarios basados en distintos ciclos estelares, como sucede en la India.
La más importante de las fechas memorables es el Año Nuevo, una especie de celebración del Inicio de los tiempos.

GREGORIO VIENTO
(Gregorius Ventus, n. 1347, Aachen, Alemania, m.1423?) Filósofo errante, apóstol de los anemófilos.

INFINITO
Es una categoría utilizada tanto por los cronistas como por los anemófilos, aunque nadie ha conseguido una descripción o definición satisfactoria. El infinito se caracteriza por el siguiente razonamiento: cada parte de una cifra infinita es igualmente infinita, es decir, igual que el propio infinito. Ya Anemófogo el Grande llegó a esta conclusión cuando se preguntó por primera vez: ¿Qué es más largo, una linea recta o un rayo?".

Diccionario de los vientos
Iveta Guerasimchuk

sábado, 3 de abril de 2010

El ajedrez de estrellas

Lily Litvak. El ajedrez de estrellas, 1987. Editorial Laia. Cubierta de Raúl O. Pane.

Nuestro tema es el estudio de las crónicas de viajeros españoles por países exóticos. Por ello debemos establecer primeramente que por países exóticos entendemos no sólo países lejanos, sino extraeuropeos, con características naturales y culturales diferentes de Europa. Para expresar la idea de un país exótico, lejano y totalmente ajeno, podemos emplear una curiosa imagen de la Odisea. Es Tiresias quien dirigiéndose a Ulises le dice: "Deberás partir con tu remo al hombro, y marchar hasta que encuentres gente que no conoce ni el mar ni los bellos remos, alas de los navíos. Te daré una señal bien segura; cuando suceda que te cruzas con otro viajero y éste te pregunte porqué llevas una pala para el trigo sobre tu hombro, allí deberás plantar tu remo en tierra". Esta imagen contiene la definición más simple, rigurosa y completa de lo extranjero. Ni la lengua, ni la distancia geográfica, ni la apariencia física, ni la manera de reaccionar ante los problemas morales bastan. El criterio de Tiresias es del todo diferente, el extranjero es aquel que, para interpretar una misma realidad, posee otra llave que le proporciona la experiencia de otro grupo social. Es así como el mismo objeto que se interpreta para el hombre de la ciudad marina como un remo, puede ser una pala de trigo para el de la ciudad agrícola, dos sistemas diferentes de referencias inadecuadas para el uno y para el otro.

El ajedrez de estrellas
Lily Litvak

Muerte


Vuelvo a ti, como vuelve
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz, tanto
como hace tiempo lo era, destituido por norma.
Una rabia negra de poesía en el pecho.
Una loca vejez de jovencito.
Antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad, y ahora
casi con otra alegría
lívida, árida: mi pasión decepcionada.
Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia, de oscura
hambre, de ansia casi de criatura nueva.

Pier Paolo Pasolini
De "La religione del mio tempo" 1961

Versión de Delfina Muschietti

¡Y a mi también!

Fuente de las imágenes: Wikipedia. Composición propia.
Aforismos
Cuaderno D
(1773-1775)
(249)

Me gustaría haber tenido a Swift de barbero, a Sterne de peluquero, a Newton desayunando y a Hume tomando café.
Aforismos
(Edición de Juan del Solar)

Georg Christoph Lichtenberg

viernes, 2 de abril de 2010

Tombuctú

Tombuctú, 1828. Dibujo de René Caillié.
René Caillié, hijo de una familia modesta, sintió la vocación de explorador leyendo el Robinsón Crusoe. En adelante, no tuvo más que un deseo: visitar "los países que fueron la tumba de viajeros ilustres". A los dieciséis años, se alista en una expedición al Senegal. Dos años más tarde, se le encuentra en la Guadalupe. Allí, nuevas lecturas mantienen viva su pasión, en especial las narraciones de Mungo Park, que había alcanzado el Níger. A los diecinueve años, toma parte en una exploración del Boundou, pero la fiebre le obliga a regresar a Francia. Se le verá, como Rimbaud a su regreso de Etiopía, tendido en una chaise longue delante de su casa, interrogado por los transeúntes, que le llaman el "africano". Y, sin embargo, aún no ha realizado su mayor propósito: visitar Tombuctú, la ciudad cuyo nombre suena en los oídos de los europeos como el de Bagdad. ¿Acaso no es el centro del mercado del oro y, por esta razón, la ciudad más rica de África? Si los africanos prohíben rigurosamente la entrada, ¿no es a causa de los tesoros que allí se acumulan?

El 19 de abril de 1827, sin apoyo, sin dinero, y solo, intenta la aventura. Necesitará más de un año para alcanzar Djenné, a orillas del Níger. Allí cambia su paraguas por una piragua. El 23 de marzo de 1828 se embarca, siempre solo, remonta el río, llega a Kabara, el puerto de Tombuctú, y se dirige a pie hacia la ciudad. Después de dos horas de marcha, hela aquí. cruza su puerta sin dificultades e inmediatamente queda decepcionado. "Al entrar en Tombuctú, objeto de la busca de las naciones civilizadas de Europa, fui presa de un inexpresable sentimiento de satisfacción. Pero me había hecho una idea muy distinta de la grandeza y riqueza de esta ciudad. No ofrece más que un amontonamiento de casas de tierra, mal construidas, en unas llanuras inmensas de la mayor aridez; en la naturaleza, todo es triste; reina el mayor silencio, no se oye el canto de ningún ave... ".

Diccionario de las Exploraciones
Jean Riverain

jueves, 1 de abril de 2010

AFORISMOS, DICHOS

Augusto Monterroso. Fotografía de Paulina Lavista.

BREVE SELECCIÓN DE AFORISMOS, DICHOS FAMOSOS, REFRANES Y APOTEGMAS DEL DOCTOR EDUARDO TORRES EXTRAÍDOS POR DON JUAN MANUEL CARRASQUILLA (ESTUDIOSO) DE CONVERSACIONES, DIARIOS, LIBROS DE NOTAS, CORRESPONDENCIA Y ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL SUPLEMENTO DOMINICAL DE EL HERALDO DE SAN BLAS, DE SAN BLAS, S. B.

CONVERSADOR PLANO
El que en una discusión cualquiera estaría dispuesto a dar la vida en defensa de una verdad ya universalmente aceptada.
El Heraldo: "Decadencia de la conversación".

ESCRITOR, ¿NACE, ES, O SE HACE?, EL
Digan lo que dijeren , el escritor nace, no se hace. Puede ser que finalmente algunos nunca mueran; pero desde la Antigüedad es raro encontrar alguno que no haya nacido.
El Heraldo, "Rubén Bonifaz Nuño y el Lacio".

SABER QUE NO SE SABE NADA
Sócrates dijo: "Sólo sé que no sé nada". En la Antigüedad esto le valió la reputación de ser el filósofo más ignorante hasta nuestros días. Por eso, más listo, su discípulo Platón dejaba entrever apenas que él solamente lo había olvidado todo.
Carta a María Sten.

UNIVERSO
¡Pocas cosas como el Universo!
Notesblock (paseando por San Blas, 11 p. m.).

Lo demás es silencio. La vida y la obra de Eduardo Torres
Augusto Monterroso