viernes, 28 de enero de 2011

La autodonante

Elías Canetti, en 1972.Fuente de la imagen: El País.

Vive de los regalos que recupera. No ha olvidado ni uno. Los conoce todos, sabe donde están uno a uno. Escudriña cualquier lugar en su busca y siempre encuentra pretextos. Le gusta ir a casas desconocidas en las que espera hallar también algún regalo suyo. Hasta las flores marchitas reverdecen para dejarse recuperar por ella.
¡Cómo pudo hacer tantos regalos y no recuperarlos antes! Ella, que todo lo olvida, no olvida nunca un regalo y sólo tiene dificultades con los ya consumidos. Es triste que aparezca y se lo hayan comido todo. En esos casos se sienta, cavilosa y perdida, e intenta recordar qué podría haber en aquel sitio. Con disimulo mira en derredor, persona fina, por si hubiera algo escondido. Siente especial predilección por las cocinas; una ojeada a la basura, una punzada al corazón: ahí están, las mondas de sus naranjas. ¿Cómo no las trajo más tarde? ¿Por qué no vendría antes a buscarlas?
"¡Mi tetera!", dice, y se apodera de ella. " "¡Mi bufanda! ¡Mis flores! ¡Mi blusa!". Cuando la obsequiada lleva la blusa puesta, le pide que le permita probársela y se va con ella, no sin antes haberse pavoneado un rato ante el espejo.
Y ¿no espera que le hagan devoluciones espontáneamente? No, prefiere recogerlas ella misma. ¿No aprovecha para llevarse otras cosas? No, sólo le interesan sus regalos. Se encariña con ellos, los desea, le pertenecen. Pero entonces, ¿para qué los regala? Para recuperarlos, por eso los regala.

Traducción de Juan José del Solar

Cincuenta caracteres
Elías Canetti

2 comentarios:

Mariàngela Vilallonga dijo...

Ejecutaba lo que decían los antiguos: los regalos (las gracias) siempre vuelven a quienes los conceden. Bellísimo texto.

Higinio dijo...

Los "Cincuenta caracteres" de Canetti nos describen acertadamente. Los seres humanos somos así.

Si tuviera que recuperar alguno de los regalos que a lo largo de mi vida he hecho,como el personaje del relato,escogería los tebeos regalados a mis sobrinos y los coches en miniatura, sin otro ánimo que el salvarlos de la destrucción. En cuanto a los regalos hechos a los adultos: colonias, perfumes, pastas y vino, su destino es volatilizarse.

Un fuerte abrazo, amiga Mariàngela.