sábado, 29 de enero de 2011

Perfeccionismo y crítica

Jet Lee. Poema de la Dinastía Song.

William Searle, recuerda cómo, en sus años de escolar, en 1943, en el cenit de la Segunda Guerra Mundial, él y sus compañeros de clase dibujaban obsesivamente aviones militares. Las reglas relativas a la identificación de los mismos eran estrictas; los aviones bellos eran americanos; los "achaparrados y de poca presencia", alemanes o japoneses, y, como toque adicional, solían estar generalmente en llamas. Estas convenciones planteaban un auténtico reto estético, pues hacían más difícil realizar bien un avión americano y, según observa Searle, "las llamas tenían la ventaja de ser relativamente fáciles de dibujar". Al final, uno de sus compañeros de clase se vio sumido en el dilema clásico:

"Aunque no tenía demasiado talento, había conseguido por chiripa dibujar el morro, las alas y la mayor parte del fuselaje de un avión tan bello como jamás había visto... Era demasiado grande, torneado y elegante como para ser convincentemente un aparato no americano; sólo faltaba dibujarle las estrellas. ¿Debía intentar rematarlo a riesgo de estropearlo? ¿O tendría que incendiarlo?"


El compañero de clase de Searle se decidió por la salida más fácil. En vez de concluirlo, pegó fuego al avión americano, decisión que indignó a sus compañeros por razones tanto estéticas como patrióticas.
Mis simpatías personales van enteramente hacia ese escolar que, sin culpa alguna, se vio de pronto lanzado a la inexorable e implacable vía del perfeccionismo. ¿Qué importa que pecara contra el arte? Cualquiera que haya arrojado al fuego un relato o un poema por haberle faltado las fuerzas podrá apreciar plenamente este punto de vista. El espectáculo de la excelencia desnuda puede resultar estremecedor y hasta repulsivo, y, a veces, nuestro impulso más fuerte es el de decir: "¡Por Dios, dale fuego!". Siguiendo este principio, los tejedores musulmanes introducen siempre un fallo deliberado en el diseño de sus alfombras para evitar cometer una ofensa a los ojos de Dios, único ser capaz de lograr la perfección. El poeta Robert Graves reproduce este piadoso sentimiento diciendo lo siguiente: "Un poema perfecto es imposible. Una vez escrito el mundo se acabaría".

Traducción de José Luis Gil Aristu

Sobre el bloqueo del escritor
Victoria Nelson

2 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Hace poco vi unos dibujos de escolares y más de uno había dibujado a un hombre pegando a su mujer. Caligrafías de los tiempos.

Salud

Francesc Cornadó

Higinio dijo...

Hace unos cuantos años se publicaron unas encuestas contestadas por escolares sobre diversos temas, y sus respuestas fueron, usando un término suave, descorazonadoras.

Tienes razón: "Caligrafías de los tiempos"

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.