No es de extrañar que Alejandro llevara la Ilíada consigo en sus expediciones en un precioso cofre. Una palabra escrita es la más escogida de las reliquias. Es algo a la vez más íntimo para nosotros y más universal que ninguna otra obra de arte. Es la obra de arte más próxima a la vida. Puede ser traducida a todas las lenguas, y no sólo leída, sino, en realidad, respirada por todo labio humano; no sólo ser representada en el lienzo o en el mármol, sino tallada con el aliento de la vida misma.
Los libros son la riqueza atesorada del mundo y la herencia apropiada de las generaciones y naciones. Los libros, los más antiguos y mejores, perduran natural y legitímamente en los estantes de cualquier casa. No defienden una causa propia y, mientras ilustren y mantengan al lector, su sentido común no los rechazará.
Traducción de Javier Alcoriza y Antonio Lastra
Walden
Henry David Thoreau
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