Ningún lugar que yo haya visitado ha recibido nunca de mí un adiós definitivo. Y siempre me he alejado con el deseo firme de retornar. Como si mi vida no estuviese emplazada. Allí donde he vivido he gozado del mundo, y si en mi mirada hubo hacia él entusiasmo y extrañeza, la experiencia me ha aportado siempre una conciencia más rica y un renovado amor a la vida. Mas cuando en el azar de los poemas he hablado de alguno de aquellos lugares sólo he estado hablando de tiempo, y esas palabras sólo eran la inútil lucha de quien sabe que ha de ser vencido por el olvido.
La certidumbre de la poesía
Francisco Brines
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