Un letrado de Yishui tenía su estudio en la montaña. Una noche dos bellas muchachas entraron en su cuarto; sonrientes, quitaron el polvo de la cama y se sentaron en silencio una junto a la otra. La tela de sus vestidos era tan suave que apenas se oía sonido alguno.
Al rato una de las muchachas se levantó, abrió un pañuelo de seda blanco y lo extendió sobre la mesa de estudio. En el pañuelo habían escritas tres o cuatro líneas de caracteres, pero el letrado ni siquiera se molestó en leerlos.
La otra muchacha colocó sobre la mesa una barra de plata de tres o cuatro onzas de peso. El letrado entonces sí prestó atención: cogió de inmediato la plata y se la guardó en la manga. Las dos muchachas recogieron el pañuelo, se miraron sonriendo, enlazaron sus manos y se dirigieron a la puerta.
-¡Qué vulgar! -exclamaron antes de salir.
Cuando el letrado buscó en la manga, la plata había desaparecido.
Al rato una de las muchachas se levantó, abrió un pañuelo de seda blanco y lo extendió sobre la mesa de estudio. En el pañuelo habían escritas tres o cuatro líneas de caracteres, pero el letrado ni siquiera se molestó en leerlos.
La otra muchacha colocó sobre la mesa una barra de plata de tres o cuatro onzas de peso. El letrado entonces sí prestó atención: cogió de inmediato la plata y se la guardó en la manga. Las dos muchachas recogieron el pañuelo, se miraron sonriendo, enlazaron sus manos y se dirigieron a la puerta.
-¡Qué vulgar! -exclamaron antes de salir.
Cuando el letrado buscó en la manga, la plata había desaparecido.
Traducción de Laura A. Rovetta y Laureano Ramírez
Cuentos de Liao Zhai
Pu Songling
Cuentos de Liao Zhai
Pu Songling
1 comentario:
Sobre Pu Songling, nacido en 1640, los traductores Rovetta y Ramírez nos dicen lo siguiente:
"Pu Songling, inmerso en una sociedad feudal, no escapa a los dogmas éticos de su época. De ahí que sus cuentos ensalcen la piedad filial, la casta viudedad, la virtud confuciana, la obediencia al marido y los axiomas budistas y taoistas. Cuando nos habla de monstruos y zorros no lo hace como recurso estilístico, sino porque realmente cree en su existencia. El funcionario corrupto enferma de repente y muere; el hijo fiel y la hija virtuosa alcanzan la dicha y la longevidad; el letrado pobre se enriquece y es promovido a un puesto oficial; el marido servil sufre la tiranía de una mujer feroz... El autor explica todos estos fenómenos recurriendo a la filosofía de la retribución divina y al fatalismo y, en este sentido, sigue al pie de la letra las corrientes de pensamiento que animaban la literatura de su época".
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