Cuando el día empieza
a dejar de ser día
a dejar de ser día
subir al Shisha Pangma y ella me ha dicho que no diga esas cosas, que estoy un poco loco, que somos viejos ya, que el monte es una cosa seria y que estoy loco y que estoy viejo. La verdad es que yo me veo bastante viejo, pero Rosa está muy joven, como cuando tenía veinte años o como cuando tenía veintidós años. Me ha parecido un poco triste, porque a mí me gustaría pisar el Shisha Pangma, aunque tenga que morirme allí. Entonces ha aparecido un hombre y nos ha dicho que hay un tranvía que hace el viaje hasta el Shisha Pangma, hasta arriba, y nos ha señalado una dirección, y hemos visto un tranvía negro, elegante. Y vacío. Y aquí estamos los dos, Rosa y yo, en el tranvía, esperando a que empiece a andar.
Un tranvía en SP
Unai Elorriaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario