El único modo honrado de viajar es a pie, porque esa es la celeridad normal del movimiento del cuerpo humano. Uno puede ponerse unos patines y patinar por todo el mundo. O usar una bicicleta. O sentarse en un autobús. O dormir en un tren. O vivir en un barco. O remontarse en un avión. O acomodarse en un dirigible. Pero el único modo honrado de trasladarse de un sitio a otro es andar y llevar los ojos bien abiertos.
Una nota sobre los viajes
William Saroyan
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