Miguel Ángel. La sibila de Delfos (Capilla Sixtina).
Hombres como Alejandro, o como César, jamás tolerarían tu insolencia. Observarían las cartas, escucharían tu augurio sombrío pero atraparían enseguida ese brazo que has dejado desprevenida sobre el tapete y lo retorcerían, y obligarían a que con tu mano libre buscaras apresuradamente en la baraja los signos que prometieran una fortuna deslumbrante.
Hombres como yo, en cambio, asisten silenciosamente al juego, pagan tu esotérico trabajo y se van luego, cabizbajos, a esperar que los naipes fatídicos se cumplan.
Hombres como yo, en cambio, asisten silenciosamente al juego, pagan tu esotérico trabajo y se van luego, cabizbajos, a esperar que los naipes fatídicos se cumplan.
Noticia de tierras improbables (1992)
Pedro Ugarte
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