Adolf Mosengel. Dorf in den Berner Alpen (1885)
Mi abuelo solía decir:
-La vida es asombrosamente corta. Ahora, al recordarla, se me aparece tan condensada que, por ejemplo, casi no comprendo cómo un joven puede tomar la decisión de ir a caballo hasta el pueblo más cercano, sin temer (y descontando por supuesto la mala suerte) que aun el lapso de una vida normal y feliz no alcance ni para empezar semejante viaje.
Traducción de J. Rodolfo Wilcock
La condena
Franz Kafka
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