jueves, 24 de mayo de 2012

La verdad sobre el canario

Alan Albegov. Gato

En estado salvaje era verde y no cantaba. Domesticado, preso en una jaula, se ha vuelto amarillo y gorjea como una soprano.
Que alguien atribuya esos cambios a la melancolía del encierro y a la nostalgia de la libertad. ¡Mentira!
Yo sé que el muy cobarde antes era verde y mudo para que no lo descubrieran entre el follaje, y ahora es amarillo para confundirse con las paredes y los barrotes de oro de la jaula. Y canta porque así se conquista la simpatía cómplice del patrón.
Lo sé yo, el Gato.

El emperador de la China y otros cuentos (1970)
Marco Denevi

4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Magnífico texto. Hasta las criaturas más inocentes e inofensivas desarrollan artimañas de engaño y distracción. ¿Cuan sofisticadas serán las artimañas cuando las criaturas son menos inocentes?
Salud
Francesc Cornadó

Higinio dijo...

Tienes muchísima razón.Ciertamente, no es oro todo lo que reluce.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.

Aurantia dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=vzwLWl8L7jI&feature=related

Higinio dijo...

Precioso el fragmento de la película "En un rincón de la Toscana". La anoto como película para ver sin mucha tardanza.

Un fuerte abrazo, amiga Aurantia.