miércoles, 6 de junio de 2012

El explorador

Vladimir Kush. Atlas del vagabundo.

El explorador había regresado junto a los suyos, que estaban ansiosos por saberlo todo acerca del Amazonas. Pero ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dió cuenta del peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río?
Y les dijo: "Id y descubridlo vosotros mismos. Nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales". Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas. Ellos tomaron el mapa y lo colocaron en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él para cada uno. Y todo el que tenía una copia se consideraba un experto en el Amazonas, pues ¿no conocía acaso cada vuelta y cada recodo del río, y cuán ancho y profundo era, y dónde había rápidos y dónde se hallaban las cascadas?
El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Habría sido preferible no haberlo hecho.

Traducción de Jesús García-Abril

El canto del pájaro
Anthony de Mello

4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

El explorador se arrepentió de haber dibujado el mapa, pero nadie le podía quitar lo "bailao". Los otros con el mapa en la mano no bailaron jamás bajo los grandes árboles de la selva.
Salud
Francesc Cornadó Estradé

Higinio dijo...

Estoy de acuerdo. Mal o bien siempre es preferible bailar.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó

Marta Ortiz dijo...

También me recuerda a los que viajan para sacarse fotografías y llenar álbumes. Es más o menos lo mismo. Porque ¿quién tiene tiempo para sacar una fotografía cuando está mirando las flores u oliendo el río?

Higinio dijo...

Llevas razón. Hay que vivir el presente,lo que haces en cada momento merece tu atención, sea o no sea importante.

Un fuerte abrazo, amiga Marta.