jueves, 12 de julio de 2012

Juegos de la edad tardía

Julio Cobo. Libros con paño.

-No sé -contestó Gregorio, que sólo muchos años después llegaría a comprender aquella historia.
-Pues mira, hijo, éste es uno de los libros, y ahí tengo los otros, guardados como oro en paño y con los que tú te harás un hombre de provecho. Si yo hubiera sabido que existían estos libros, a estas horas sería un gran hombre, quién sabe si juez o médico, o incluso cardenal en la propia Roma, y no como tu abuelo y tu padre sino de verdad, con los papeles bien en orden.
El primero era un diccionario. "Aquí vienen todas las palabras que existen, sin faltar ni una". El segundo era un atlas. "Y aquí todos los lugares y accidentes del mundo", y el tercero una enciclopedia: "Y éste es el más extraordinario de los tres, porque trae por orden alfabético todos los conocimientos de la humanidad, desde sus orígenes hasta hoy. ¿Tú sabías que existía un libro así? Pues yo tampoco hasta hace tres años. Desde entonces lo estoy estudiando. Voy ya por la palabra "Aecio", que era un general romano que mató al conde Bonifacio en el año 432 y derrotó a Atila, rey de los Hunos, en el 451, pero que fue asesinado por el rey Valentiniano III, temeroso de su poder. Adelanto poco porque ya soy viejo y tengo poca memoria, y para aprender una cosa debo olvidar antes otra. Y luego está el atlas y el diccionario. Todos los días me aprendo cinco palabras nuevas y el nombre de un río o una ciudad. Cuando pienso en la cantidad de cosas que podía saber a estas alturas si estos libros hubiesen caído en mis manos hace cincuenta años y tuviese entonces el espíritu que hoy me anima, no hay nada que pueda consolarme, porque sé que he equivocado mi vida, y eso ya no tiene remedio...".
 
Juegos de la edad tardía (1989)
Luis Landero

2 comentarios:

Beatrice dijo...

¡GENIAL!

Higinio dijo...

Atlas, diccionarios y enciclopedias son libros imprescindibles, singulares. Habrá otros libros, más ninguno con su magia.

Un fuerte abrazo, amiga Beatriz.