domingo, 16 de septiembre de 2012

Los apuntes de Malte Laurids Brigge

Rainer Maria Rilke. Los apuntes de Malte Laurids Brigge.

¡Ay, pero con los versos se ha hecho muy poco cuando se escriben pronto! Se debería esperar para ello, y reunir sentido y dulzura a lo largo de toda una vida, posiblemente una larga vida, y luego, hacia el final, quizá se podrían escribir diez líneas que fueran buenas. Porque los versos no son como cree la gente, sentimientos (estos se tiene bastante pronto): son experiencias. Para un solo verso se deben ver muchas ciudades, hombres y cosas; se deben conocer los animales, se debe sentir cómo vuelan los pájaros, y saber con qué ademanes se abren las florecillas por la mañana. Se debe poder pensar otra vez en lugares desconocidos, en encuentros inesperados y en despedidas que se vieron venir durante mucho tiempo; en días de infancia, que todavía siguen sin explicar; en los padres, a los que hacíamos daño cuando nos traían una alegría que no comprendíamos (era una alegría para otros); en las enfermedades de niño, que empiezan tan extrañamente, con tan hondas y difíciles transformaciones; en días en cuartos quietos y recogidos, y en mañanas en el mar; en el mar, sobre todo, en mares, en noches de viaje, que corrían altas y volaban con todas las estrellas; y todavía no es bastante el poder pensar en todo esto. Hay que tener recuerdos de muchas noches de amor, ninguna de las cuales se parecía a otra; de gritos de parturientas, y de leves, blancas paridas dormidas, que se cierran. Pero también hay que haber estado con agonizantes; hay que haber estado sentado entre muertos, en el cuarto con la ventana abierta y los ruidos a golpes. Y tampoco bastan que se tengan recuerdo. Es preciso poderlos olvidar, cuando son muchos, y es preciso tener la gran paciencia de esperar a que vuelvan. Porque los recuerdos mismos aún no son eso. Sólo cuando se hacen sangre en nosostros, mirada y gesto, sin nombre, y ya no distinguibles de nosotros mismos, sólo entonces, puede ocurrir que en una hora muy extraña brote en su centro la primera palabra de un verso, y parta de ellos.

Traducción de José María Valverde

Los apuntes de Malte Laurids Brigge
Rainer Maria Rilke

2 comentarios:

Mariàngela Vilallonga dijo...

Y si desaparecen para siempre los recuerdos?

Higinio dijo...

Si sucede lo que dices seríamos como barcos a la deriva sin posibilidad de anclar en ninguna costa. Infierno más terrible que el de Dante.

Un fuerte abrazo, amiga Mariàngela.