lunes, 15 de octubre de 2012

De un océano a otro

Rod Chase. Shaftesbury, condado de Dorset, Inglaterra.

"Existen en la tierra lugares tan bellos que uno quisiera estrecharlos contra su pecho". Nadie parece haber sentido deseos de estrechar la tierra canadiense contra su pecho. Los tramperos la recorrieron para recolectar pieles de animales destinados a forrar el traje del canciller de Inglaterra o adornar el escote de las damas de Versalles; inmigrantes que guardaban en el corazón el recuerdo de su Bretaña o de su Normandía natal desbrozaron y cultivaron esta tierra difícil. En ningún sitio tiene uno la impresión de encontrarse en un paraje humano que hunde sus raíces amistosamente en el suelo, unido a él como los más pequeños pueblos de Italia a sus viñas, o las granjas escandinavas a sus sembrados bordeados de abetales. Nadie ha engalanado el exterior de las casas por puro placer de la vista, ni plantado flores en los jardines, ni trazado senderillos indolentes al borde de los bosques. La vida difícil en un clima duro sólo aconsejó al hombre la agresión y la explotación. El prototipo viril sigue siendo el trampero, el cazador de caza mayor, el matarife de focas y el leñador. No ignoro que estos estereotipos humanos no representan a todo el Canadá. Pero lo cierto es que muy pocos de esos pueblos, vislumbrados desde la ventanilla de un vagón, inspiran el súbito deseo de apearse, como lo haríamos en tal aldea de Provenza o de Inglaterra, con la intención de pasar allí el resto de nuestra vida. Lugares a la vez vacantes y cerrados.

Traducción de Emma Calatayud

Una vuelta por mi cárcel
Marguerite Yourcenar

2 comentarios:

Marta Ortiz dijo...

Hola Higinio,
reconozco esa sensación, también vivo en América y en un lugar de ocupación humana reciente. Y es que no hay raíces profundas, 500 años son nada.Eso se siente porque profundizas y es un baldío. Encuentras lo que es no humano y hay un extrañamiento, algo muy solitario. Acá todos somos recién llegados, hasta los pueblos originarios son llegados de más allá.
Acá no hay un Olduvai, o una Sima de los Huesos, o un hombre de Pekin en su cueva desde hace 750.000 años.
Eso se siente como inhumano, "lugar vacante y cerrado" es excelente.

Gracias por tus entradas, tus lecturas, tus recortes. Siempre me llegan en el momento apropiado

Higinio dijo...

Muchas gracias por tu amable comentario, amiga Marta. Tienes muchísima razón,las diferencias entre América y Europa son, como comentas, notables. Cada lugar, sin embargo, es distinto y único,y encontrar ese "lugar vacante y cerrado" nos puede llevar toda la vida.

Un fuerte abrazo, amiga Marta.