lunes, 30 de abril de 2012

El Qued, 20 de febrero de 1901, 7 de la mañana

Isabelle Eberhardt. Foto: Rue des Archives.

Experimenté, durante aquel rápido paseo, una de las más amargas tristezas de mi vida.
Las dunas siempre están ahí, y la ciudad grisácea, y los jardines oscuros...
Pero el gran encanto de este país, esa magia de los horizontes y de la luz, ha desaparecido... y el Souf para mí ahora está vacío, vacío sin remedio.
Las dunas se hacen a mis ojos más desoladas, no ya con aquella desolación que las aureolaba de misterio y que antes me era fácil reconocer... No, ahora están muertas... Los jardines, escuálidos y vulgares... El horizonte y la luz, tenues.
Y yo me siento aquí más extranjera que en ninguna otra parte, más solitaria, y sólo quiero irme, huir de este país que para mí ya no es más que el fantasma de lo que tanto amé.
Ahora me doy cuenta, para no equivocarme nunca más, que todo ese encanto que atribuimos a determinadas regiones de la tierra sólo es una añagaza y una ilusión; mientras que la naturaleza que nos rodea responda a nuestro estado anímico, creemos descubrir un esplendor, una belleza especiales... Pero cuando nuestra alma efímera cambia, toda esa naturaleza se viene abajo y se desvanece.

Traducción de Adolfo García Ortega

Los diarios de una nómada apasionada
Isabelle Eberhardt

domingo, 29 de abril de 2012

Pagani, el 8 de noviembre

Bernard Charoy. Muchacha.

Descubriendo súbitamente en los ojos de la muy
bella
prostituta normanda
los ojos del muy erudito bibliotecario
del Museo Británico.

Traducción de Thilo Ullmann

Pagani, el 8 de noviembre
Ezra Pound

sábado, 28 de abril de 2012

Las caracolas

Antonio Cazorla. Sonidos del mar.

¿Que por qué hay tanta gente? Por las caracolas, señor. En esta playa vienen cada noche, con la marea, unas caracolas muy extrañas, si se ponen al oído no se escucha el rumor del mar sino las últimas palabras de los ahogados, cada caracola es un muerto y hay millones llegando cada noche, y vienen a recogerlas no sé para qué, algunos las coleccionan y hay otros que buscan a alguien que el mar devoró hace mucho, y la gente viene a millares, todas buscando unas voces pasadas, esos instantes últimos, la paz del silencio súbito después de la frase final de los muertos, y la gente no puede esperar a que la marea traiga las caracolas y entra al mar para buscarlas y nunca salen si no es en forma de caracolas que, según creemos aquí, son eternas y de mala suerte.

Las caracolas
José Luis Zárate

Runenberg

Michael Parkes. Goingnowhere (En ningún lugar).

Montaña remota que se alza en algún lugar de Alemania en medio de un paisaje boscoso salpicado de ruinas escasamente visibles. Para llegar hasta allí el viajero tiene que atravesar varios arroyos y bosques y luego seguir un sendero que conduce a un edificio antiguo cubierto de musgo. Allí lo estará esperando una muchacha desnuda. La joven abrirá un armario y tomará de él un estuche adornado con piedras preciosas, que entregará al viajero con estas palabras: "Toma, para que me recuerdes". Entonces el viajero se quedará profundamente dormido. Cuando despierte, a la mañana siguiente, advertirá que el estuche ha desaparecido, que recuerda poco de lo ocurrido y que otro sendero baja en dirección a una aldea cercana. 
(Ludwig Tieck, "Der Runenberg", en Taschenbuch für Kunst und Laune, Colonia, 1804)

Traducción: Alianza Editorial

Breve guía de lugares imaginarios
Alberto Manguel, Gianni Guadalupi

viernes, 27 de abril de 2012

Roma

John Linton Chapman. Via Appia (Vía Apia), 1867.

Era en verano al fin de la tarde
como adriano o virgilio o marcoaurelio
entraba en roma por la vía apia
y por antinoo y todo el amor de la tierra
juro que vi a la luz volverse piedra.

Traducción de Ángel Crespo

Escritura de la tierra y otros epitafios
Eugénio de Andrade

miércoles, 25 de abril de 2012

Bélver Yin

Jesús Ferrero. Bélver Yin.

OBERTURA
1. El Nenúfar blanco
La Bachlienhué (o Hoasenchang), Nenúfar blanco, fue una de las muchas sectas chinas en las que se aglutinaron los enemigos de la dominación extranjera.
La Bachlienhué, que como las otras sociedades secretas no excluía la guerra contra los extranjeros afincados en el Imperio, perseguía el sueño de la hegemonía china, o mejor, de la libertad de sus colectividades (pues la filosofía taoísta negaba la preponderancia de una raza sobre otra).
El simple deseo no bastaba para entrar en ella; era necesario saber y poder. Saber interpretar los caracteres, el sentido literal y figurado de los libros sagrados, los trasfondos de la enseñanza taoísta, y la práctica de algunas fórmulas y ritos. Poder actuar con total independencia, guardar la libertad de acción, y atreverse a romper, cuando la necesidad lo requería, con todos los lazos sociales y humanos.

Bélver Yin (1981)
Jesús Ferrero

martes, 24 de abril de 2012

Viajes

 Julio Cortázar. Historias de cronopios y de famas.

Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Una fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades. Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de "Alegría de los famas".
Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos y a la hora de dormir se dicen unos a otros: "La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad". Y sueñan todas las noches que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.

historias de cronopios y de famas
Julio Cortázar

lunes, 23 de abril de 2012

Jardín antiguo

Luis Cernuda retratado por Grau Santos.

Hay destinos humanos ligados con un lugar o con un paisaje. Allí, en aquel jardín, sentado al borde de una fuente, soñaste un día la vida como embeleso inagotable. La amplitud del cielo te acuciaba a la acción; el alentar de las flores, las hojas y las aguas, a gozar sin remordimientos.
Más tarde habías de comprender que ni la acción ni el goce podrías vivirlos con la perfección que tenían en tus sueños al borde de la fuente. Y el día que comprendiste esa triste verdad, aunque estabas lejos y en tierra extraña, deseaste volver a aquel jardín y sentarte de nuevo al borde de la fuente, para soñar otra vez la juventud pasada.

Ocnos (1942)
Luis Cernuda

sábado, 21 de abril de 2012

Divagación trivial

Robert Scott Duncanson. Bodegón con nueces y frutas.

Divagación trivial
sobre el tema:
no sólo de pan vive el hombre.

Si, por ejemplo, no hay comida
entonces hay alguna otra cosa.
Si, por ejemplo, hay otra cosa
entonces no hay comida.

Pero si no hay nada
ni comida ni otra cosa
sigue habiendo algo,
ya que vivimos, divagamos.

Traducción: Ediciones de la Torre en la Casa del Traductor.

Divagación trivial
Dmitri Prigov

Cartomancia

Miguel Ángel. La sibila de Delfos (Capilla Sixtina).

Hombres como Alejandro, o como César, jamás tolerarían tu insolencia. Observarían las cartas, escucharían tu augurio sombrío pero atraparían enseguida ese brazo que has dejado desprevenida sobre el tapete y lo retorcerían, y obligarían a que con tu mano libre buscaras apresuradamente en la baraja los signos que prometieran una fortuna deslumbrante.
Hombres como yo, en cambio, asisten silenciosamente al juego, pagan tu esotérico trabajo y se van luego, cabizbajos, a esperar que los naipes fatídicos se cumplan.

Noticia de tierras improbables (1992)
Pedro Ugarte

jueves, 19 de abril de 2012

Dédalo

Frederick Leighton. Dédalo e Ícaro.

Me detienen los golpes de la mar
- Kato Zakros, Matala, Kolimvari -,
las laderas me cortan el camino
- Vatipetron, Varvaron, Aghios Thomas -,
no hay más remedio que seguir andando
- Aski, Vassilikí, Pátira, Vori -,
ascendiendo tampoco me libero
- Ida, Vouvala, Dicte, Siderotas -,
el hilo se rompió no sé por dónde
y no he salido nunca más de Creta.

Mapa de Grecia (1979)
Enrique Badosa

martes, 17 de abril de 2012

La persecución del maestro

Ana Arango. Tibetano.

Entonces el discípulo atravesó el país en busca del maestro predestinado. Sabía su nombre: Tilopa; sabía que era imprescindible. Lo perseguía de ciudad en ciudad, siempre con atraso.
Una noche, famélico, llama a la puerta de una casa y pide comida. Sale un borracho y con voz estrepitosa le ofrece vino. El discípulo rehúsa, indignado. La casa entera desaparece; el discípulo queda solo en mitad del campo; la voz del borracho le grita: Yo era Tilopa.
Otra vez un aldeano le pide ayuda para cuerear un caballo muerto; asqueado, el discípulo se aleja sin contestar; una burlona voz le grita: Yo era Tilopa.
En un desfiladero un hombre arrastra del pelo a una mujer. El discípulo ataca al forajido y logra que suelte a su víctima. Bruscamente se encuentra solo y la voz le repite: Yo era Tilopa.
Llega, una tarde, a un cementerio; ve a un hombre agazapado junto a una hoguera de ennegrecidos restos humanos; comprende, se prosterna, toma los pies del maestro y los pone sobre su cabeza. Esta vez Tilopa no desaparece.

Tomado del libro Antología de la literatura fantástica de Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares.

Místicos y Magos del Tibet
Alexandra David-Néel

domingo, 15 de abril de 2012

El Dorado

Donald Bolduc. Bosque azul.

"Para escribir libros no existe fin", se lamentaba el predicador; y no se daba cuenta de cómo estaba promocionando las letras como ocupación. No hay final, efectivamente, para escribir libros o efectuar experimentos o viajar o acumular riquezas. Un problema da lugar a otro problema. Podemos estar estudiando siempre y nunca llegamos a ser tan cultos como querríamos. Nunca hemos esculpido una estatua digna de nuestros sueños. Y cuando hemos descubierto un continente o cruzado una cadena de montañas, es sólo para encontrar otro océano y otra llanura en el otro lado. En el universo infinito hay lugar para nuestra diligencia más vertiginosa y para la calma. No sucede como con las obras de Carlyle, que se pueden terminar de leer. Incluso en un rincón del mismo, en un parque privado, o en los alrededores de una simple aldea, el clima y las estaciones siguen siendo tan cambiantes que, aunque nos paseemos por allí toda nuestra vida, siempre habrá algo nuevo que nos sorprenda y nos deleite.

Traducción de Mary Sol de Mora

Virginibus puerisque y otros escritos
Robert Louis Stevenson

viernes, 13 de abril de 2012

El regreso

Harry Martinson fotografiado por K. W. Gullers en 1948.

El caminante que retorna de los caminos
sabe que ya nada queda por contar.
Ya todo es sabido mediante los nuevos aparatos que llegan a todos.

De su vida en países extranjeros
nada tiene que contar que no hayan dicho mejor
los aparatos que siempre se anticipan.

Camina en un mundo donde los rumores
han dejado de ser transmitidos por personas de carne y hueso.
Encuentra a un campesino que ya ha oído todo
en un armario que puede captar voces lejanas y reproducir palabras.
Y cuando les dibuja algo en la arena
para explicarles lo que ha visto en países lejanos
lo rechazan con gestos diciéndole que ya lo han visto
mejor y con mayor claridad que en los dibujos
que pueda hacer en la arena.
Y cuando les pregunta que cómo puede ser eso
le señalan una casa que no está lejos de allí
a la que llaman la casa de las Imágenes vivas.

Allí sentados en sillas hemos visto el mar en movimiento, dicen,
y hemos visto naufragar barcos y derrumbarse ciudades
asoladas por el terremoto,
y hemos visto pueblos de lejanos países destrozados por la guerra.
Esto es lo que hemos visto en la casa de la Imágenes vivas. Y hay
una casa de ésas en cada aldea.

Él asiente entonces seriamente con la cabeza.
Y les pide agua para beber. Y mientras la saborea les dice:

Ahora estoy bebiendo un vino que precisamente en este instante
está saliendo de una cuba en una de las fincas de los alrededores
de Funchal. Y sacando un panecillo de su mochila le da un mordisco
y les dice: ahora estoy comiendo un pedazo de pan que en este
mismo instante me da una mujer en la India.
La diferencia radica en que yo llevo conmigo
la fuerza de mi imaginación, mientras que
vosotros la recibís enviada de países extranjeros.

Traducción de Francisco J. Uriz

Vientos alisios (1945)
Harry Martinson

jueves, 12 de abril de 2012

Nuevas anotaciones

El Titanic atracado en Southampton, Inglaterra. Imagen de Wikipedia.

El naturalista leyó hasta el agotamiento todas esas noticias, pues siempre había tenido ese hecho -el del hundimiento del Titanic- como uno de los más desoladores de la historia reciente del hombre. Uno de esos testimonios le conmovió hasta casi hacerle llorar. Se trataba de una carta que un muchacho yugoslavo había escrito a su madre días antes de la desgracia, y en que le hablaba de su vida en el lujoso trasatlántico. Era muy joven, y viajaba en tercera clase. Desde la cubierta veía los pisos altos, destinados a los viajeros de lujo. Los salones encendidos, el leve discurrir de las mujeres, sus vestidos que desprendían luz, y el juego loco de sus acompañantes, que merodeaban a su alrededor oscuros y joviales con sus trajes de etiqueta, como murciélagos empapados de aceite. Sólo tenía palabras de admiración para ese mundo de incontenible esplendor, de renovadas promesas, y le contaba a su madre que algún día ganaría suficiente dinero para poder llevarla en uno de aquellos viajes, junto a aquellos seres ociosos que se desplazaban por las lujosas cubiertas, en medio de la inmensidad de la noche, de la presencia ominosa del mar, sin sentimiento alguno de peligro, con la familiaridad con que podrían haberlo hecho por los corredores de su club. También le hablaba de su vida en el nivel inferior. El bullicio de los que eran como él, emigrantes, gente humilde, provinientes de todos los rincones del mundo, con los que a pesar de las diferencias idiomáticas llegaba a comunicarse sin mayores problemas. "Nos basta con mirarnos a los ojos" -le decía- , "que es el lenguaje de los pobres".

Los cuadernos del naturalista (1997)
Gustavo Martín Garzo

miércoles, 11 de abril de 2012

Cuadernos de notas a las "Memorias de Adriano"

Marguerite Yourcenar. Foto: AFP.

Encontrada de nuevo en un volumen de la correspondencia de Flaubert, releída y subrayada por mí hacia 1927, la frase inolvidable: "Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre". Gran parte de mi vida transcurriría en el intento de definir, después de retratar, a este hombre solo y al mismo tiempo vinculado con todo.

Ayer, en la Villa, pensé en la cantidad de vidas silenciosas, furtivas como las de los animales, irreflexivas como las de las plantas: que han vivido entre Adriano y nosotros: bohemios del tiempo de Piranesi, saqueadores de ruinas, mendigos, cabreros, aldeanos refugiados entre escombros....

Traducción de Marcelo Zapata

Cuadernos de notas a las "Memorias de Adriano"
Marguerite Yourcenar

lunes, 9 de abril de 2012

Grandes almacenes

Cristina Peri Rossi. Imagen tomada de El País.

En las grandes tiendas
me mareo
ando exiliada
confundo los pisos
tantos objetos me saturan
Sólo quiero comprar un bolígrafo
o un rotulador
Estoy en el centro de la Civilización Occidental:
que alguien me dé un mapa
Y además, toda esa gente feliz,
inmensamente satisfecha
de diponer
de poco dinero
para tantas cosas.

Inmovilidad de los barcos (1997)
Cristina Peri Rossi

domingo, 8 de abril de 2012

Peculiaridad

Eduard Swoboda. Inquisitive boy. Chico curioso.

Todo hombre es peculiar y está llamado a actuar con arreglo a su peculiaridad; pero tiene que tomarle el gusto a esa peculiaridad suya. Por lo que he podido saber, tanto en la escuela como en casa se hizo lo posible para que desapareciera esa peculiaridad. De esa manera, se facilitaba el trabajo educacional, y también se le facilitaba al niño la vida, pero por otra parte, ese ñiño tenía que sufrir previamente con toda su intensidad el dolor que produce la coacción. Por ejemplo, a un niño que por la noche está inmerso en la lectura de un emocionante relato nunca se le podrá hacer comprender, mediante una argumentación adaptada a él, que tiene que interrumpir la lectura e irse a la cama. Cuando a mí me decían en un caso así que ya era tarde, que me estropeaba la vista, que por la mañana tendría sueño y me costaría trabajo levantarme, que aquella historia tan mala y tan tonta no merecía la pena, yo desde luego no podía refutarlo explícitamente, pero en el fondo era sólo porque todo aquello ni siquiera se aproximaba a los límites de las cosas sobre las que valía la pena reflexionar. Porque todo era infinito o acababa en algo tan vago e impreciso que equivalía a lo infinito: el tiempo era infinito, o sea no podía ser tarde, mi vista era infinita, o sea yo no podía estropearla, incluso la noche era infinita, o sea madrugar no era motivo de procupación, y los libros yo los clasificaba no según que fueran tontos o listos sino según que fueran emocionantes o no, y ése lo era. Todo esto no podía expresarlo, pero la consecuencia era que yo resultaba cargante con mi insistencia en que me dejaran seguir leyendo o que decidía seguir leyendo sin permiso. Ésa era mi peculiaridad.

Traducción de Carmen Gauger

Fragmentos de cuadernos y hojas sueltas
Franz Kafka

sábado, 7 de abril de 2012

Los dos poemas

Arthur Braginki. Consuelo.

Hace muchos siglos, en un camino hacia Atenas, dos poetas se encontraron y se alegraron de verse, el uno al otro.
Uno de ellos preguntó: ¿Qué has compuesto últimamente? ¿Cómo anda tu lira?
Y el otro poeta respondió con orgullo: "Acabo de terminar el mayor de mis poemas, tal vez, el mayor poema jamás escrito en griego. Es una invocación a Zeus el Supremo".
Y sacó, de su manto, un pergamino, diciendo: "Helo aquí, lo llevo conmigo y me gustaría leerlo para ti. Ven sentémonos a la sombra de aquel ciprés".
Y el poeta leyó su poema. Y era un largo poema.
Y, el otro poeta dijo, gentilmente: "Es un gran poema. Vivirás a través de las edades y, por él, serás glorificado".
El poeta que había estado leyendo sus versos, preguntó entonces: "¿Y tú, qué has compuesto estos días?"
Y respondió el otro: "He escrito muy poco. Solamente ocho versos, en memoria de una niña jugando en un jardín".
Y recitó los versos.
Y el otro poeta, dijo: "No está mal. No está mal".
Y se separaron.
Y hoy, después de dos mil años, los ocho versos del poeta son leídos en todas las lenguas. Y son amados y alabados.
Y, aunque el otro poema haya llegado, a través de las edades, a bibliotecas y celdas de eruditos y, aunque también sea recordado, no es amado ni leído.

Traducción de L. Bassi.

El errante
Kahlil Gibran

viernes, 6 de abril de 2012

Escribir

Carl Larsson. Muchacha escribiendo una carta (1906).

ESCRIBIR es como la segregación de las resinas; no es acto, sino lenta formación natural. Musgo, humedad, arcillas, limo, fenómenos del fondo, y no del sueño o de los sueños, sino de los barros oscuros donde las figuras de los sueños fermentan. Escribir no es hacer, sino aposentarse, estar.

Mandorla (1982)
José Ángel Valente

jueves, 5 de abril de 2012

Días de Pagsanján

Jaime Gil de Biedma, en Nava de la Asunción, Segovia . Fotografiado por Colita. (1978).

Como los sueños, más allá
de la idea del tiempo,
hechos sueños de sueños os llevo,
días de Pagsanján.

En el calor, tras la espesura,
vuelve el río a latir
moteado, como un reptil.
Y en la atmósfera oscura

bajo los árboles en flor
-relucientes, mojados,
cuando a la noche nos bañábamos-
los cuerpos de los dos.

Moralidades (1966)
Jaime Gil de Biedma

miércoles, 4 de abril de 2012

Escritor

N. C. Wyeth. Ilustración para el Scribner's Magazine.

Admitamos una cobardía: no conozco otra labor ni otro placer que el de leer y escribir, y sin embargo, no sé con certeza lo que es un escritor. Sé que escribir un libro, es decir, intentar ordenar sombras, regular vaguedades o edificar con sueños, es una tarea atroz y maravillosa al mismo tiempo. Sé que hay un instante en ese camino en el que el autor siente que todo aquello que ha escrito y escribirá en el futuro es inútil y absurdo, carroña para los buitres del tiempo; siente que a nadie le importan sus palabras, que de nada vale dejarse los ojos temerarios y la vida en ese estúpido empeño. Sé también que de ese abismo me salva la lectura de otros autores, la confirmación de su belleza y la fe (del todo gratuita) de que quizá mis libros tengan algún lector en el mundo destinado a sus páginas.
Sigo sin saber lo que es un escritor, pero después de esta breve divagación me atrevo a proponer una fórmula: Escritor es el hombre que ha comprendido que un libro, no siendo mucho, es algo infinitamente más valioso que su propia vida.

Enciclopedia personal
Bruno Mesa

martes, 3 de abril de 2012

El pájaro imperfecto

Pablo Picasso. La paloma de la paz.
39
En la isla de Quenum -decía Kosambi a sus amigos-, cuando Mpampa, el intrépido, regresó de un viaje alrededor del mundo y apareció en su puerta un letrero que decía:

"Mpampa Lame.
Profesor de Lengua de Pájaro",

nadie entendió nada.
Después de que el primer alumno, un labrador adusto y huraño, saliera de la insólita academia gorjeando como un jilguero en celo, entonces sí, todos creyeron con admiración y envidia que aquella lengua rara era el idioma del mundo.

Traducción de Carlos Vitale

El pájaro imperfecto
Josep-Ramon Bach

lunes, 2 de abril de 2012

Ingleses decepcionados

Thomas Bernhard. Foto: Ullstein.

Varios ingleses, que se dejaron engañar por un guía del Tirol oriental y subieron con él a las Tres Cúspides, se sintieron tan decepcionados, cuando llegaron a la más alta de las tres cumbres, por lo que la Naturaleza les ofrecía en esa cumbre, que, sin más, mataron a golpes al guía, un padre de familia con tres hijos y una mujer, según se dice, sorda. Sin embargo, cuando se dieron cuenta de lo que realmente habían hecho, se precipitaron uno tras otro en el vacío. Un periódico de Birmingham escribió al respecto que Birmingham había perdido a su más destacado editor de periódicos, su más extraordinario director de banco y su más capacitado empresario de pompas fúnebres.

Traducción de Miguel Sáenz.

El imitador de voces
Thomas Bernhard

Tao Te Ching

Nicolás Roerich. Lao Tsé, a lomos de un buey.

Sin salir de casa
se puede conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana
puede conocerse el Tao del cielo.
Cuanto más lejos se viaja,
tanto menos se sabe.

Por eso el sabio conoce el mundo sin haber viajado,
distingue las cosas sin mirar
y realiza su obra sin actuar.

Traducción: Oasis Producciones Generales de Comunicación, S.L.

Tao Te Ching
Lao Tsé