Lin Yutang, fotografiado por Carl Van Vechten en 1939.
Pero esto se debe a que cuando uno va a
las playas y balnearios adonde van todos, se pierde o se olvida todo el
beneficio de una asociación más íntima con la Naturaleza. Vamos a una
estación termal famosa, y nos decimos: "Ahora vamos a estar a solas",
pero después de comer en el hotel recogemos el diario y descubrimos que
el lunes llegó la señora B. A la mañana siguiente, en nuestra caminata
"solitaria", encontramos a toda la familia de los Dudley, llegada en
tren la noche anterior. El jueves por la noche descubrimos, con gran
deleite, que también el señor S. y su esposa están pasando sus
vacaciones en este maravilloso valle esondido. La señora S. invita
entonces a los Dudley a tomar el té, y los Dudley invitan a los esposos
S. a una partida de bridge, y oímos a la señora S. que exclama: "¡Qué
encantador es esto! Igual que en Nueva York, ¿verdad?".
Me
atrevo a sugerir que hay otra manera de viajar, viajar para no ver nada
ni a nadie, sino las ardillas y las ratas almizcleras y los picamaderos
y los árboles y las nubes. Una amiga mía, una dama norteamericana, me
contó cómo fue con algunos amigos chinos a una colina de las cercanías
de Hangchow, con el fin de no ver nada.
Era una mañana brumosa, y al subir la colina la niebla se hacía cada
vez más densa. Se oía el suave golpeteo de las gotas de humedad en el
césped. No se veía nada más que la niebla. La dama norteamericana estaba
desalentada. "Pero tiene que seguir con nosotros, hay una vista
maravillosa allí en lo alto", insistieron sus amigos chinos. Siguió
subiendo, y al cabo del rato vio a la distancia una peña muy fea,
envuelta en nubes, que había sido anunciada como una gran vista. "¿Qué
es eso?", preguntó. "Es el Loto Invertido", respondieron sus amigos.
Algo mortificada, se disponía a emprender el descenso. "Pero hay una
vista aún más maravillosa desde la cima", le dijeron. Tenía ya casi
empapado el vestido, pero había renunciado a la lucha y siguió el
ascenso. Por fin llegaron a la cumbre. Les rodeaba por todas partes un
conjunto de nieblas y brumas, apenas visible en el horizonte el contorno
de distantes montañas: "Pero si aquí no hay nada que ver", protestó mi
amiga. "Precisamente; subimos para no ver nada", le respondieron sus
amigos chinos.
Traducción de Román A. Jiménez
Traducción de Román A. Jiménez
La importancia de vivir
Lin Yutang
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