Leonor Fini. Vesper Express. (1966)
Achával vivía lejos, a más de una hora de Buenos Aires.
Cada mañana Acha subía al ferrocarril de las nueve para irse a trabajar. Subía siempre al mismo vagón y se sentaba en el mismo lugar.
Frente a él viajaba una mujer. Todos los días, a las nueve y veinticinco, esa mujer bajaba por un minuto en una estación, siempre la misma, donde un hombre la esperaba parado siempre en el mismo lugar. La mujer y el hombre se abrazaban y se besaban hasta que sonaba la señal de salida. Entonces ella se desprendía y volvía al tren.
Esa mujer se sentaba siempre frente a él, pero Acha nunca le escuchó la voz.
Una mañana ella no vino y a las nueve y veinticinco Acha vio, por la ventanilla, al hombre esperando en el andén. Ella nunca más vino. Al cabo de una semana, también el hombre desapareció.
Eduardo Galeano
2 comentarios:
Una intrigante historia de amor con narrador testigo
Historia intrigante, como bien dices, que nos obliga a rellenarla con nuestra imaginación.
Un fuerte abrazo, amiga Aurantia.
Publicar un comentario