sábado, 9 de marzo de 2013

Cosmos reconciliador

Harry Martinson, fotografiado por Jan Collsiöö.

En un pueblo donde viví había un campesino al que odiaba. Había decidido que antes de abandonar el pueblo le tiraría una piedra a la cara. Una tarde lo vi volver a casa del trabajo en su carro. Yo estaba entre unos árboles y no me vio. Pero de pronto detuvo el caballo y paró el desvencijado carro del trabajo.
Se quedó un buen rato totalmente inmóvil. Y poco a poco me fui dando cuenta de que estaba escuchando el silencio de la tarde que lo envolvía; la paz que únicamente puede oír el hombre solitario. Entonces me fui sigiloso.

Traducción de Francisco J. Uriz

Cosmos reconciliador  (Entre luz y oscuridad)
Harry Martinson

4 comentarios:

Beatrice dijo...

¡Qué belleza, amigos! ¡Qué belleza!

Higinio dijo...

Martinson nos cuenta una exquisita historia que yo también subscribo con tus mismas palabras. No hay otras.
Gracias por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo, amiga Beatriz.

Marta Ortiz dijo...

Hola Higinio,

sabes, hoy ha sido aquí una magnífica tarde dorada de la gloria del fin del verano, ¡alabadas sean!

Y estuvimos recordando con amigos el poema de Borges que empieza "Las tardes que serán y las que han sido
son una sola, inconcebiblemente" y sigue al tenor.
Tratábamos de precisar nuestros sentimientos y percepciones y hablamos de otoño y apareció otro poema, esta vez de Kipling.

Ahora leo el título ¡Cosmos reconciliador!!! Eso era, ¡cosmos reconciliador¡
Y entonces repito con ustedes... ¡Qué belleza, amigos! ¡Qué belleza!

Higinio dijo...

Yo también adoro la "tarde dorada" de la que hablas. Y sí, "cosmos reconciliador" la retrata cabalmente. Son momentos inefables, y que nunca nos falten.
Gracias por tu amable comentario.

Un fuerte abrazo, amiga Marta.