domingo, 8 de junio de 2014

El libro de la almohada

Kikugawa Eizan. Cortesana leyendo, 1812.

31. Viajando en mi carruaje un día...

Viajando en mi carruaje un día, pasé delante de la casa de un caballero en la que alguien, probablemente un sirviente, estaba extendiendo esteras de paja en el suelo. Me fijé también en un niño que tendría diez años, con largo cabello suelto que caía sobre su espalda y en otro niño de cinco años, cuyo cabello estaba apretado bajo su chaqueta y cuyas mejillas eran redondas y rosadas. El niño sostenía un gracioso arquito y una especie de vara. Todo esto era adorable. ¡Cómo me hubiera gustado detener el carruaje, tomar a los dos niños y llevarlos conmigo!
Prosiguiendo mi camino llegué a otra cosa. Estaban quemando incienso y la fragancia perduraba en el aire.

Traducción de María Kodama y Jorge Luis Borges

El libro de la almohada
Sei Shonagon

2 comentarios:

Ariadna de Asterión dijo...

Grande Jayyam y entre mis lecturas favoritas y constantes.

http://ellaberintogrotesco.blogspot.com.es/2014/05/omar-jayyam-o-cuando-la-nada-es-algo.html

Recientemente la editorial Renacimiento ha publicado "Caravaba y desierto".

Saludos.

Ariadna de Asterión dijo...

Por supuesto, quise decir "Caravana y desierto". Perdón por la letra que no debió meterse.