lunes, 29 de septiembre de 2014

Encuentro con un ermitaño

Walt Whitman. Foto: Archivo Walt Whitman.

1879
En una de mis excursiones por las colinas, encontré a un ermitaño de verdad, que vivía en un lugar solitario, rocoso y prácticamente inaccesible.
Un hombre joven todavía nacido y criado en la ciudad, y que había estado en Europa y California. Le encontré una o dos veces por el camino y conversé un poco con él. La tercera vez, me pidió que le acompañara y descansara en su choza. Creo que era cuáquero; hablaba con facilidad y soltura, moderadamente, pero no confesó ni su vida, ni su tragedia o lo que fuere.

Traducción de Francisco J. Herranz

Días ejemplares de América
Walt Whitman

3 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Tan simple y tan bello.
Salud
Francesc Cornadó

Francesc Cornadó dijo...

Precisamente de la simplicidad nace la belleza.
Saludos
Francesc Cornadó

Higinio dijo...

Totalmente de acuerdo. La historia que cuenta Whitman nos deja un poso de calma y felicidad.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.