domingo, 18 de enero de 2015

Los fantasmas del frío

Luis Prado Allende. El río Cares, Picos de Europa.

La belleza no tiene carnet de identidad, me avisa un policía, un sujeto muy simple que sufre el delirio de las frases: El Arte es postre, es otro de sus aforismos predilectos.
Influido por esta tesis me dedico a contemplar la suave armonía de las grandes coníferas, árboles que alguna vez soñaron ser columnas, las catedrales de los bosques. También las bayas rojas, casi un incendio vegetal en el frío, me llaman la atención; no obstante, me atengo a los términos ideales de lo abstracto, negándome a preguntar el nombre de tanta hermosura.
No siempre -me advirtieron- se puede forzar la realidad en términos de lenguaje, así, un río, per se, carece de nombre, y cualquiera que se le ofrezca le será antipático. Su rotulación podrá en ocasiones tener una causa exclusivamente poética o social. Para el río, como para el perro, el nombre es algo limitativo y empobrecedor.
Sabía de algunos ríos rebeldes a sus nombres, ríos que se habían negado a cumplir con el oficio de ir al mar, y habían vuelto impetuosos a las viejas e inmóviles montañas, a las fuentes de su nacimiento.

Ulises, o Libro de las Distancias (1997)
Rafael Pérez Estrada

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