lunes, 20 de abril de 2015

El pensador

Sherwood Anderson, fotografiado por Imogen Cunningham, 1923.

El periódico en que trabajaba George seguía una táctica: procuraba en todos sus números mencionar por su nombre propio al mayor número posible de habitantes del pueblo. George Willard corría de un sitio a otro, como perro lanzado sobre el rastro de la pieza, anotando en su cuaderno los nombres de aquellas personas que habían salido para la capital del distrito por asuntos de negocio o que habían regresado de algún viaje a los pueblos cercanos. Se pasaba el día escribiendo notas breves en el cuaderno. "A. P. Wringlet acaba de recibir un lote de sombreros de paja. Ed Byerbaum y Tom Marshall se hallaban el viernes en Cleveland. El tío Tom Sinnings está construyendo un nuevo granero en su finca de Valley Road".
George Willard había logrado que la gente de Winesburg lo mirase con respecto, pensando que andando el tiempo llegaría a ser un escritor; George hablaba continuamente acerca de esto con Seth Richmond. "Es la profesión más cómoda que te puedes imaginar -decía exaltándose y adoptando un aire fanfarrón- . Vas de aquí para allí sin estar sujeto a nadie. Que estés en la India o en los mares del Sur en un barco, te pones a escribir y no hace falta más. Espera que yo haga que mi nombre sea conocido, ya verás qué vida me doy".
 
Traducción de A. Ros. Revisión de la traducción de Eduardo Rodríguez.
 
Winesburg, Ohio
Sherwood Anderson

2 comentarios:

Ireneo dijo...

Yo compraría periódicos si fueran así. antiguoescrib@blogspot.fr

Higinio dijo...

Creo que a todos nos gustaría leer periódicos así. Y no tan llenos de noticias terribles.
Exquisito tu Blog literario-especulativo.

Un fuerte abrazo, amigo Ireneo.