Rockwell Kent. Tierra del Fuego, Patagonia.
Desde que Magallanes la descubriera en
1520, la Patagonia fue conocida como una región de espesas nieblas y
huracanes en los confines del mundo habitado. La palabra "Patagonia",
como Mandalay o Tombuctú, se instaló en la imaginación occidental como
metáfora del Final, el punto más allá del cual nadie podía ir.Paul
Theroux y yo fuimos a la Patagonia por muy diferentes razones. Pues si
bien es cierto que somos viajeros, la verdad es que somos viajeros
literarios. Cualquier referencia o analogía literaria consigue
excitarnos tanto como un animal o planta raros; y así coincidimos en
algunos de los casos en los que la Patagonia conmovió nuestra
imaginación literaria.A ambos nos fascinan
también los desterrados. Aunque el resto del mundo reventase mañana, aún
encontraríamos en la Patagonia un asombroso mosaico de las
nacionalidades del globo, todas las cuales han ido a para a esas "cimas
finales del exilio" por la sola razón aparente de que estaban allí.En
la Patagonia, en un día cualquiera, el viajero puede encontrar a un
galés, a un terrateniente inglés, a un hippy de Haight-Ashbury, a un
nacionalista montenegrino, a un afrikáner, a un misionero persa de la
religión Bahai o al archidiácono de Buenos Aires en gira de bautismos
anglicanos.
Traducción de Jacobo Muchnik
Retorno a la Patagonia
Bruce Chatwin, Paul Theroux
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