lunes, 27 de julio de 2015

Abrir la caja de Pandora

Paul Césaire Gariot. La caja de Pandora.

Es tomar alguna decisión que desencadene o abra la posibilidad de múltiples conflictos o calamidades. En la mitología griega, Pandora es la primera mujer de la Tierra. Cada uno de los dioses le dio un don y de ahí su nombre, ya que Pan-dora significa "todo-don". Y sin embargo, la creación de esta bella mujer fue la venganza de Zeus contra los hombres por la traición de Prometeo al robar el fuego sagrado y entregarlo a los mortales. Porque la bella Pandora llevaba consigo una caja o vasija en la que los dioses habían escondido todos los males. Cuando Pandora, llevada por la curiosidad, abrió la caja, todos estos males se difundieron por la Tierra. Así es como surgieron las enfermedades y demás calamidades que aquejan al género humano. Cuando Pandora, asustada, cerró de nuevo la vasija, sólo quedaba en su interior la Esperanza.
Pandora es como la Eva de la Biblia. Y su caja llena de calamidades recuerda a Eva, responsable por su caída de la introducción de los males en el mundo. Según este mito, a los humanos sólo nos queda la Esperanza de superar con esfuerzo todos los males que nos aquejan, hacerlos volver a la caja de Pandora y cerrarla de nuevo bajo siete llaves. Y en ésas estamos. Mientras tanto, abrir la caja de Pandora ha quedado como referencia a todas aquellas situaciones en las que alguien toma alguna decisión o da algún paso que abre la puerta a futuras desgracias. (CF. Carlos García Gual, Introducción a la mitología griega, Madrid, Alianza Editorial, 1992).

Estar al loro (2005)
José Luis García Remiro

2 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Del ánfora de Pandora
han salido gavilanes
que han volado sobre los montes,
hasta los confines del mundo.

Sus sombras no han dejado
que la luz del sol llegara
a los abundantes frutales
y el hambre no se ha hecho esperar.

Los rosales se han secado
y sus tallos resecos tienen
sus espinas más punzantes.

En la oscuridad de las calles
los neones iluminan con un grito
de abundancia y engaño.

F.C.

Saludos

Higinio dijo...

Esclarecedor poema.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó