martes, 8 de septiembre de 2015

El peregrino querúbico

Albrecht Meyer. Rosa. Ilustración tomada de la Wikipedia.

Libro primero

5.
No sé quien soy. No soy lo que sé.
Una cosa y una no cosa, un puntito y un círculo.

37.
No hay nada que te agite: tú mismo eres la rueda,
Que gira por ella misma y no tiene reposo.

140.
El hombre es todas las cosas. Si le falta alguna,
Es porque, de hecho, no conoce su propia riqueza.

268.
Cuanto más variadas son las voces,
Tanto más magnífico acostumbra a resonar el canto.

289.
La rosa es sin porqué. Florece porque florece.
A ella misma, no presta atención. No pregunta si se la mira.

Traducción de Lluís Duch Álvarez

El peregrino querúbico
Angelus Silesius (1624- 1677)

2 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Buen poeta, utilizó muy bien la paradoja. Tiene algunos aforismos que me parecen iluminados, en el sentido neoclásico del término, pero por otra parte les noto un cierto panteismo que no acabo de comprender. Insisto en lo de buen poeta.
Saludos
Francesc Cornadó

Higinio dijo...

Ciertamente nos ha dejado un puñado de bellos poemas. En mi caso, como lector, gusto más de aquellos dísticos en los que no aparece la palabra Dios, será porque nunca le he encontrado encaje a la palabra Dios en la poesía.

Un fuerte abrazo, amigo Francesc Cornadó.