Truman Capote. Desayuno en Tiffany's.
Regresar a los lugares donde he vivido, las casas y su vecindad, me
atrae siempre de forma irresistible. Por ejemplo, hay una casa de piedra
arenisca de la calle Sesenta y tantos, Este, donde en la época del
principio de la guerra, tuve mi primer apartamento en Nueva York.
Constituía una sola habitación llena de muebles de desván, un sofá y
confortables sillones tapizados con aquel terciopelo tan particular,
rojo, que raspa y te hace recordar inmediatamente los días calurosos en
un tren. Las paredes, estucadas, tenían un color como de tabaco. Por
todos los rincones, hasta en el baño, había fotografías de ruinas
romanas que el tiempo había vuelto parduscas. La única ventana daba a la
escalera de incendios. A pesar de todo, mi espíritu se regocijaba
siempre que sentía en mi bolsillo la llave de aquel apartamento; era,
ciertamente, lóbrego, pero no dejaba de ser mi casa, la primera, y allí
estaban mis libros y los jarros llenos de lápices romos esperando que
alguien los afilara; todo cuanto necesitaba, en mi opinión, para
convertirme en el escritor que deseaba ser.
Traducción de Agustí Bartra
Desayuno en Tiffany's
Truman Capote (1924-1984)
No hay comentarios:
Publicar un comentario