miércoles, 21 de octubre de 2015

Desayuno en Tiffany's

Truman Capote. Desayuno en Tiffany's.

Regresar a los lugares donde he vivido, las casas y su vecindad, me atrae siempre de forma irresistible. Por ejemplo, hay una casa de piedra arenisca de la calle Sesenta y tantos, Este, donde en la época del principio de la guerra, tuve mi primer apartamento en Nueva York. Constituía una sola habitación llena de muebles de desván, un sofá y confortables sillones tapizados con aquel terciopelo tan particular, rojo, que raspa y te hace recordar inmediatamente los días calurosos en un tren. Las paredes, estucadas, tenían un color como de tabaco. Por todos los rincones, hasta en el baño, había fotografías de ruinas romanas que el tiempo había vuelto parduscas. La única ventana daba a la escalera de incendios. A pesar de todo, mi espíritu se regocijaba siempre que sentía en mi bolsillo la llave de aquel apartamento; era, ciertamente, lóbrego, pero no dejaba de ser mi casa, la primera, y allí estaban mis libros y los jarros llenos de lápices romos esperando que alguien los afilara; todo cuanto necesitaba, en mi opinión, para convertirme en el escritor que deseaba ser.

Traducción de Agustí Bartra

Desayuno en Tiffany's
Truman Capote (1924-1984)

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