Escudo de la Abadía de Santo Domingo de Silos.
Del 66. Los porteros del monasterio
En la portería del monasterio será puesto un viejo prudente, que sepa coger los recados y dar las respuestas, y que por su edad no guste de andar de un lado para otro. El tal portero tendrá su celda junto a la puerta, para que los que lleguen encuentren siempre a alguien que les responda, de manera que en cuanto alguno llame o se oiga a un pobre pedir se le conteste Deo Gratias o Benedic, y así tengan todos enseguida su respuesta con toda la mansedumbre que da el temor de Dios. Y si el mismo portero necesita ayuda que le asignen un hermano más joven.
El monasterio, en lo posible, deberá construirse de manera que todas las cosas necesarias, como el agua, el molino y el huerto, estén dentro de su recinto, y que también se puedan ejercer en él los diversos oficios, a fin de que los monjes no tengan necesidad de salir fuera, lo cual en modo alguno favorecerá a sus almas.
Versión de Antonio Linage Conde
Regla de San Benito
San Benito (480-547)
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