jueves, 17 de agosto de 2017

Prosas dispersas

Vita Di Milano. Reparando la bicicleta.

La bicicleta

Es un deporte que para practicarlo no necesita uno de compañeros. Propio pues para misántropos, para orgullosos, para insociables de toda laya. El ciclista es un aprendiz de suicida. Entre los peligros que lo amenazan los menores no son para desestimarse: los perros, enemigos encarnizados de quien anda aprisa y al desgaire; y los guardias que sin gran cortesía recuerdan disposiciones municipales quebrantadas involuntariamente.
Desde que se han multiplicado los automóviles por nuestras calles, he perdido la admiración con que se veía antes a los toreros y la he reservado para los aficionados a la bicicleta.
En ella va uno como suspendido en el aire. Quien vuela en aeroplano se desliga del mundo. El que se desliza por su superficie sostenido por dos puntos de contacto no rompe amarras con el planeta.
El avión y el auto no guardan proporción por su velocidad con el hombre, que es mayor de la que él necesita. No así la bicicleta.
Raro deporte que se ejercita sentado como el remar. Todos los intentos para compartirlos con otros han sido frustráneos. 
Lo exclusivo de su disfrute lo hace apreciable a los egoístas.
Llegamos a profesarle sentimientos verdaderamente afectuosos. Adivinamos sus pequeños contratiempos, sus bajas necesidades de aire y aceite, un leve chirrido en la biela o en el buje ilustra suficientemente nuestra solícita atención de hombres sensibles, comedidos, bien educados. Sé de quienes han extremado estos miramientos por su máquina, incurriendo en afecciones que sólo suelen despertar seres humanos. Las bicicletas son también útiles, discretas, económicas.

Lucubraciones de medianoche

¡Cuántos millares de parejas tenemos en nuestra ascendencia que viene desde la aparición del hombre en el planeta! ¡Cuántas casualidades han ocurrido para que cada uno de nosotros exista y en este instante se dé cuenta de que su ser reposa sobre un altísimo edificio de cartas! ¡Somos juguetes e hijos de la contingencia infinita!

Tres libros (1964) (Incluye: Ensayos y poemas; De fusilamientos; Prosas dispersas)
Julio Torri

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