lunes, 24 de junio de 2019

La literatura: ida y vuelta

Juan Carlos Onetti retratado por Nelson Romero. 

Creo que toda la gente tiene una zona de pureza. A veces, se le murió para siempre. A veces, misteriosamente, renace.

El destino del artista es vivir una vida imperfecta: el triunfo, como un episodio; el fracaso, como verdadero y supremo fin.

No creo que un hombre llegue a saber que le importa una determinada cosa en especial. Los objetos y los objetivos importantes van surgiendo a través de la vida misma.

No desciende una musa del cielo, pero podría decir que (al escribir) sucede lo mismo que cuando uno se enamora. De pronto uno necesita escribir. Uno se enamora y no sabe por qué. 

Nunca me ha importado la crítica ni ha influido en mi obra. Creo que ésta es el producto de mí mismo, y aunque reconociera que el crítico tiene razón no podría cambiarla. Los errores, en este sentido, son como la cara que tengo. No se pueden cambiar.

El que pretende dirigirse a la humanidad, o es un tramposo o está equivocado. La pretendida comunicación se cumple o no; el autor no es responsable, ella se da o no por añadidura. El que quiera enviar un mensaje —como se ha reiterado ya tantas veces—, que encargue esta tarea a una mensajería.

Para mí, escribir es como un vicio, una manía. Me hace feliz escribir, me siento desdichado cuando no. 

Yo no sé quién me va a leer, y cuando escribo no pienso en quién me lea. Creo que sería un error terrible del escritor tener presente al lector en el momento de escribir. 

La literatura jamás debe ser «comprometida». Simplemente debe ser buena literatura. La mía sólo está comprometida conmigo mismo. Que no me gusta que exista la pobreza es un problema aparte. 

Opiniones de Juan Carlos Onetti, seleccionadas por Jorge Ruffinelli
En Cuadernos Hispanoamericanos Madrid Octubre-Diciembre 1974

La literatura: ida y vuelta
Juan Carlos Onetti

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