Jean Guitton. El trabajo intelectual.
Capítulo II
La preparación del trabajo
III
Afinidad de lugares, vecindad de seres
Al ordenamiento del tiempo corresponde el del lugar y el de la vecindad.
Basta con interrogar para advertir, en esta materia, la diferencia de costumbres. Unos necesitan una atmósfera superpoblada de libros, de documentos y de un desorden en el cual, como decía Hugo, su inspiración se "encarama". Otros no tienen menos necesidad de un orden en el que tienen mucho que ver la privación y el vacío, y no se dispone sino de los necesario. Hay quienes, como Rilke, necesitan una habitación pequeña, monástica, y un espectáculo insignificante que los sumerja en su interior; y quienes, por el contrario, como ocurre con Sertillanges, se complacen en la extensión, en las montañas o el mar.
La preparación del trabajo implica una morada y, más aún, una atmósfera.
Creo que el primer cuidado, en este sentido, debe ser el de encontrar un refugio, un rincón, un escondrijo, y esto puede obtenerse hasta en la prisión. Ordenar la guarida, Elegir una habitación tal que todo en ella sea calma e incitación. Si está arreglada con lujo, que no sea a expensas de la sobriedad. Si en la pobreza, que sea una pobreza plena de símbolos. "No toleres cerca de ti", aconsejaba Ruskin, "nada que no te sea útil o que no encuentres bello". Esta regla, aplicada a una habitación de trabajo, enseña a condenar muchas cosas.
Revisión de Carlos Rovetta
El trabajo intelectual (1951)
Jean Guitton
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