viernes, 24 de abril de 2020

El imitador de voces

Thomas Bernhard. El imitador de voces.

Hotel Waldhaus

No tuvimos suerte con el tiempo y nos tocaron en la mesa también comensales desagradables en todos los sentidos. Hasta nos quitaron el gusto por Nietzsche. Incluso cuando se mataron en un accidente de coche y estaban de cuerpo presente en la iglesia de Sils, seguíamos detestándolos.

Sin alma

Mientras en los hospitales los médicos se interesen sólo por los cuerpos y no por las almas, de las que, aparentemente, no saben casi nada, tendremos que calificar a los hospitales no sólo de establecimientos de derecho público sino también de asesinato público, y a los médicos de asesinos y compinches de ejecuciones. Cuando un, así llamado, científico privado de Ottnang am Hausruck, que había sido internado en el hospital de Vöcklabruck por una, así llamada, peculiaridad, fue reconocido de pies a cabeza, preguntó, según escribe en una carta a la revista médica Der Arzt: ¿y el alma? A lo que el médico que había reconocido su cuerpo le respondió: ¡cállese!

Traducción de Miguel Sáenz

El imitador de voces (1978)
Thomas Bernhard

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