jueves, 14 de mayo de 2020

Escribir en cualquier sitio

Natalie Goldberg. El Gozo de Escribir.

Saca otro bloc, coge otra pluma, y escribe, escribe, escribe. En el centro del mundo, es suficiente con dar un sólo paso positivo. En el centro del caos, es suficiente con hacer un sólo acto definitivo. Escribe y basta. Di que sí, quédate viva, mantente despierta. Escribe y basta. Escribe, escribe.
Al fin y al cabo, la perfección no existe. Si queremos escribir, hay que cortar por lo sano y escribir. No existen atmósferas perfectas, libretas perfectas, plumas o escritorios perfectos. Por eso hemos de entrenarnos a ser flexibles.
Intentemos escribir en circunstancias y lugares distintos. Intentemos escribir en el tren, en el autobús, en la mesa de la cocina, en solitario en el bosque, apoyados en el tronco de un árbol, en la orilla de un riachuelo con los pies en el agua, sentados encima de una roca en medio del desierto, sobre la acera de enfrente de casa, bajo un porche o una galería, en el asiento posterior de un coche, en la biblioteca, sobre el banco de un chiringuito, en un callejón, en la mesa de un bar, en el aeropuerto, en Texas, en Kansas o en Guatemala, sorbiendo una Coca-Cola, fumando un cigarrillo, comiendo un sandwich de bacon, lechuga y tomate.
Hace poco he estado en New Orleans, y he ido a visitar un cementerio en el que las tumbas se encuentran sobre el nivel del suelo a causa de las frecuentes inundaciones. Me había llevado la libreta, me senté sobre el cemento de la delgada sombra de una losa en la caliente humedad de Louisiana, y me puse a escribir. Cuando levanté la mirada, había transcurrido una hora. "He aquí la perfección", me dije a mí misma. Lo que era perfecto no era la situación física: cuando estamos realmente dentro de lo que estamos escribiendo, no importa dónde nos encontremos, porque de todas formas es perfecto. Saber que podemos escribir en todas partes, nos da una sensación de gran autonomía y seguridad. Si queremos escribir, al final encontraremos, sin duda, la oportunidad de hacerlo.

Traducción de Rosanna Zanarini

El Gozo de Escribir
Natalie Goldberg

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