domingo, 14 de junio de 2020

Jericó

Katarina Ali. La destrucción de Jericó.

Cualquier ciudad del mundo puede llamarse Jericó.
No importa que Jericó no exista,
que encima de ella se levante otra
cuyo nombre recuerde
la antigua perfección humana.
Cualquier calle te llevará a Jericó,
cualquier palabra te abrirá sus puertas,
cualquier gesto
hará que brote de nuevo el agua de sus fuentes.
Ante tus ojos
se alza un solo e imperecedero lugar
construido y devastado mil veces.
Frente a ti
las murallas que la Historia hizo pedazos,
el resplandor de cúpulas
desaparecidas bajo el peso
                                                 de la tea y de la espada.
No es tan fácil borrar el sueño
de las vastas generaciones,
ni es posible ignorar
que repetimos sus viejas palabras
que viento y lluvia
                                   sepultan en el fango.
Contempla tu ciudad.
Como quien descubre, entre las ruinas,
un insólito y perdido paraíso, recórrelo.
No temas,
tu destino está escrito en cada piedra,
tu memoria brota de allí,
de las sangrantes piedras de Jericó.

Háblame de las ciudades perdidas (1999)
José Pérez Olivares

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