domingo, 8 de noviembre de 2020

Las cartas

Cornelis Bisschop. Betsabé, mujer de Urías.

3. Las cartas

Las cartas más antiguas que conservamos, o de las cuales tenemos noticia, proceden de Mesopotamia y Egipto. Cuando todavía selvas vírgenes cubrían el suelo de Alemania cambiaban ya los babilonios cartas de amor entre sí y los señores orientales enviaban importantes embajadas a otros príncipes. En Sepharvani, la actual Sippara, se ha encontrado una tableta de arcilla escrita hace más de cuatro mil años, en la cual un cierto Gimil-Marduk decía a su amada Bhibi lo siguiente: «Schamasch (divinidad solar) y Marduk te concedan por mi amor vivir eternamente. ¿Cómo te va? ¡Escríbeme! He ido a Babilonia pero no te he encontrado, y esto me llenó de angustia. Envíame noticias y dime cuándo vienes; entonces seré yo feliz. Ven en el mes de Marcheswan (noviembre). ¡Que puedas vivir eternamente por mi amor!». 

Unos 500 años más tarde hay que agregar dos escritos que han llegado a nosotros por intermedio de las poesías de Homero y de la Biblia, los escritos más antiguos de los griegos y de los israelitas. En el primer caso el rey Preto dio a Belerofón una carta para su cuñado Jobates, con el ruego de que hiciera desaparecer al portador; en el segundo, el rey David envía a Urías con una comunicación de igual contenido dirigida a su general Joab. En ambos casos, son mujeres quienes dan motivo al fatal encargo; pues en el primero la esposa de Preto, enardecida de amor hacia Belerofón, que no accede a sus deseos, concibe la idea de hacerlo matar por su marido valiéndose de falsas acusaciones; y en el segundo, David, que sostenía relaciones ilícitas con la mujer de Urías, decide hacer desaparecer al esposo de ésta. Ambos casos han originado frases proverbiales.

Traducción de Luis Boya Saura

La escritura y el libro
Oscar Weise

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